Una estructura galáctica que recuerda a las matrioskas servirá para entender la evolución interna de las galaxias y cómo se alimentan los agujeros negros supermasivos que habitan en su centro. La galaxia en cuestión, NGC 1291, contiene una estructura en forma de muñeca rusa compuesta por dos barras estelares, con un patrón que se repite en la parte externa e interna de la galaxia.
El astrónomo francés Gerard De Vaucoleurs descubrió en esta galaxia el primer sistema en el que coexisten dos barras estelares e identificó un patrón que él llamó “lente-barra-núcleo” y que se repetía en la parte externa e interna de la galaxia.
Es en esta galaxia donde se ha demostrado, por primera vez, la presencia de una estructura con forma de cacahuete, o de X, en su barra interna, creada por movimientos verticales de estrellas en la barra y que deben su nombre a su forma cuadrada o de cacahuete cuando se observan en galaxias vistas de canto. Sin embargo, hasta ahora estas estructuras solo se habían detectado en las barras externas de los sistemas dobles o en barras individuales como la de la Vía Láctea. Los datos han sido publicados en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society (MNRAS).
Las nuevas observaciones han sido realizadas con el instrumento MUSE, instalado en el Very Large Telescope (VLT), y han demostrado que las estructuras con forma de cacahuete también se pueden formar en barras internas. “Esto es importante porque demuestra que algunas galaxias son como muñecas rusas, con estructuras internas idénticas a las estructuras externas, simplemente de diferente tamaño”. Además, estos resultados también han confirmado que la barra interna sigue el mismo camino evolutivo que la barra exterior”, explica Jairo Méndez Abreu, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y autor principal del trabajo.
Este trabajo se ha llevado a cabo en el marco del proyecto internacional TIMER, en el que participan tres investigadores del IAC. “La presencia de una estructura con forma de X en la barra interna de NGC 1291 implica que estas pueden ser estructuras estables que duran miles de millones de años”, añade Adriana de Lorenzo-Cáceres, investigadora del IAC y segunda autora de la publicación. Esto significaría que tendrían más tiempo para llevar gas al centro de la galaxia y respaldaría su función de alimentar agujeros negros supermasivos, aunque esto aún no se ha confirmado con observaciones.
https://nmas1.org/news/2018/11/14/galaxias-matrioskas-ciencia
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