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Ilustración de un cúmulo estelar formándose a partir de la colisión de nubes moleculares turbulentas, que aparecen como sombras oscuras por delante del campo de estrellas de la galaxia al fondo. Crédito: NASA/SOFIA/Lynette Cook. |
El Sol, como todas las estrellas, nació en una gigantesca nube fría de gas molecular y de polvo. Puede haber tenido docenas e incluso cientos de hermanas estelares (un cúmulo de estrellas) pero estas compañeras tempranas ahora se han dispersado por nuestra galaxia la Vía Láctea. Aunque los restos de esta creación en particular hace tiempo que se difuminaron, el proceso de nacimiento de estrellas continúa actualmente dentro de nuestra galaxia y fuera de ella. Los cúmulos estelares son concebidos en los núcleos de nubes ópticamente oscuras en las que las fases tempranas de formación han quedado ocultas a la vista. Pero estas nubes frías y polvorientas brillan intensamente en el infrarrojo, así que telescopios como el Observatorio Estratosférico de Astronomía Infrarroja (SOFIA, de sus iniciales en inglés) pueden empezar a desvelar estos secretos largo tiempo escondidos.
Los modelos tradicionales indican que la fuerza de gravedad puede ser la única responsable de la formación de estrellas y cúmulos estelares. Observaciones más recientes sugieren que los campos magnéticos, la turbulencia o ambos están también involucrados e incluso pueden dominar el proceso de creación. ¿Pero qué es lo que da inicio a los fenómenos que conducen a la formación de los cúmulos estelares?
Los astrónomos que trabajan con el instrumento alemán GREAT de SOFIA han encontrado pruebas nuevas de que los cúmulos estelares se forman por medio de colisiones entre nubes moleculares gigantes.
https://observatori.uv.es/
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