Los cometas son nuestra conexión más directa con las fases iniciales de formación y evolución del Sistema Solar. Solo cada pocos años se descubre un nuevo cometa que está realizando su primer viaje al Sistema solar interior procedente de la Nube de Oort, una zona de objetos helados que rodea al Sistema Solar. Estas oportunidades ofrecen a los astrónomos la posibilidad de estudiar un clase especial de cometas.
Los cometas procedentes de la Nube de Oort, como el cometa C/2012 K1, no se ven afectados por el calentamiento térmico y el procesamiento por la radiación del Sol. La naturaleza prístina de estos cometas permite conservar los materiales de la superficie convirtiéndolos en objetivos ideales para observar la composición del gas y de las partículas de polvo.
“El cometa C/2012 K1 es una cápsula del tiempo de la composición del Sistema Sola primitivo”, explica Charles Woodward (Universidad de Minnesota). “Cada oportunidad de estudio de estos cuerpos contribuye a nuestros conocimientos sobre las características generales de los comentas y de la formación de cuerpos pequeños en nuestro Sistema Solar”.
Las observaciones han revelado, sorprendentemente, señales débiles de emisión de silicatos, en contra de las señales fuertes de silicatos que se esperaban y que habían sido halladas en algunas observaciones anteriores de cometas de la Nube de Oort, incluyendo las del Hale-Bopp, y en estudios realizados con el telescopios espacial Spitzer. Analizando estas emisiones de silicatos y comparándolas con modelos térmicos, los investigadores determinaron que los granos de polvo de la coma son grandes y están compuestos predominantemente por carbono y no por silicatos cristalinos. Esta composición contradice los modelos teóricos de cómo se forman los cometas de la nube de Oort.
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