martes, 24 de noviembre de 2015

Como se originan las estrellas masivas

Hay una razón por la que los astrónomos llaman al Sol una estrella enana. Aunque unos 1,000 Júpiters podrían caber dentro de nuestra estrella, esto es nada en comparación con las estrellas tipo O y B, más raras y masivas, las cuales terminan sus vidas en fantásticas explosiones de supernovas. La evidencia reciente, sin embargo, muestra que todas las estrellas se forman de la misma manera.
Los astrónomos saben desde hace tiempo que las estrellas de baja masa se forman por etapas: una nube colapsa en grumos, grumos colapsan en núcleos y estos núcleos colapsan en discos que forma su propia proto-estrella central. Pero las estrellas masivas han mantenido sus historias de origen en secreto: son raras, muy lejanas y se forman tan rápidamente que están naciendo todavía envueltas en el polvo y el gas que las estrellas más pequeñas arrojan.
Ahora, las nuevas observaciones del Atacama Large Millimeter / submillimeter Array (ALMA) y Atacama Pathfinder Experiment (APEX) en Chile han permitido a los astrónomos mirar a través de un capullo y ver un disco estable de gas de alimentación de una estrella tipo O en formación en su centro.

El equipo de astrónomos observó una proto-estrella, AFGL 4176, con ALMA en longitudes de onda alrededor de 1.2 milímetros. Aunque la proto-estrella está a 14,000 años-luz de distancia, 36 de las antenas de ALMA separadas hasta 1.2 kilómetros de distancia capturaron el sistema con una resolución de 0.3 segundos de arco. Las imágenes nítidas y longitud de onda larga perforan el capullo de polvo y revelan los movimientos de remolino de gas en un disco que se alimenta de la proto-estrella central. El disco se extiende entre 760 y 980 veces la distancia Tierra-Sol, varias veces el tamaño de nuestro propio Sistema Solar.
Observaciones de baja resolución con APEX muestran también flujos de gas hacia fuera de ambos lados de la estructura. Como los discos de acreción de todo tipo, ya sea alrededor de estrellas o agujeros negros, tienen generalmente jets o chorros de vientos, esta observación apoya la hipótesis de la existencia de un disco.
Este hallazgo no es el único; por ejemplo, en 2014, un equipo de astrónomos encontró una estructura que gira en torno a la proto-estrella G345.4938 O + 01,4677. Pero esta estructura podría no ser un disco “real”, es decir, un objeto estable cuya física está gestionada por la proto-estrella masiva en su centro. Podría ser en cambio una masa en forma de rosquilla gravitacionalmente inestable que incluso podría colapsarse para formar una segunda estrella en órbita alrededor de la primera.
Mediante otras observaciones, encontraron una estructura más estable en torno a la proto-estrella tipo B G35.20 + 0.74N. Sin embargo, las nuevas observaciones son mejor y más nítidas en muchos sentidos, gracias en parte a las mejoras en ALMA, incluyendo la adición
de las antenas y la capacidad de separar las antenas por distancias más
largas (mejorando la
interferometría).
Las estrellas masivas
se están asociado cada
vez más con discos. Ahora se tiene que determinar si estos discos juegan el mismo papel en la formación
de estrellas de gran masa como en proto-estrellas
de baja masa. En otras
palabras, ¿las estrellas masivas crecen desde sus discos en la misma forma
que sus hermanas más pequeñas? ¿Los planetas alrededor de estrellas masivas se forman de la misma manera también? Con el poder de ALMA y sus observaciones, los astrónomos pronto podrán responder estas preguntas.
BY REMIGIO CABRERA-TRUJILLO  https://www.diariodemorelos.com/

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