Puede que Marte tenga la fama de ser un mundo desolado, pero en absoluto está muerto: su atmósfera es delgada, pero capaz de formar tormentas y, como se ve en esta imagen, hacer que cientos y hasta miles de “diablos de polvo” recorran su superficie.
Estos remolinos verticales arrastran la capa superior de material superficial y la desplazan. Su trayecto puede deducirse por el rastro que dejan tras sí, material expuesto que aparece coloreado en tonos grises y azulados en esta imagen de la cámara CaSSIS a bordo del Satélite para el estudio de Gases Traza de ExoMars.
Los diablos de polvo marcianos se forman igual que los terrestres. Cuando el suelo está más caliente que el aire por encima, se elevan columnas de aire caliente que atraviesan el aire más frío y denso formando una corriente ascendente, mientras que el aire más frío desciende. Se establece así un movimiento de circulación en vertical. Si un viento horizontal lo atraviesa, se desencadena la tolvanera. Una vez que el remolino gira a velocidad suficiente, arrastra el polvo y lo desplaza por la superficie.
Como vemos en esta imagen, no hay mucho que resista al avance de una tolvanera, pues ascienden por las lomas y se desplazan por los cráteres de impacto sin problemas.
https://observatori.uv.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario