A las 23.58 de este domingo hora española, la 'Hope Mars Mission' -la primera misión interplanetaria árabe de la Historia- ha despegado del centro espacial de Tanegashima, a unos mil kilómetros al suroeste de Tokio. Tras sumar dos aplazamientos en la última semana obligados por la lluvia y el viento, Emiratos Árabes Unidos ha logrado firmar el lanzamiento de una sonda que buscará nuevas certezas sobre las condiciones atmosféricas de Marte. La primera señal de la nave ha sido recibida en Madrid, en el Complejo de Comunicaciones de Espacio Profundo que la NASA tiene en Robledo de Chavela.
El diseño y ensamblado de la misión ha contado con la asistencia de las universidades estadounidenses de Colorado, la estatal de Arizona y el laboratorio de ciencias espaciales de Berkeley. El lanzamiento ha corrido a cargo de la nipona Mitsubishi Heavy Industries, con el sistema de lanzamiento de cohete no reutilizable H-IIA de 90 millones de dólares (78 millones de euros). "Con esta misión, hemos alumbrado un nuevo modelo de colaboración. ¿Para qué hacerlo todo de la nada si es posible trabajar con otros y usar infraestructura ya existente? ¿Por qué construir costosas instalaciones en Dubai cuando hay en otras zonas del mundo y se pueden alquilar?", se interroga Sharaf.
Superada la prueba de viajar a Marte, Emiratos acaba de anunciar un programa de becas para jóvenes árabes interesados en el espacio. Su proyecto más ambicioso, no obstante, aspira a establecer el primer asentamiento humano en el planeta Rojo allá por 2117. "No se trata de que Emiratos construya una colonia en Marte, como se ha malinterpretado, sino más bien de contribuir a poner a los primeros humanos en el planeta. Si somos capaces de desarrollar tecnologías que ayuden a los humanos a sobrevivir en un ambiente extremadamente duro, formado en su mayoría de dióxido de carbono, y a usar la tecnología para comer y beber, podremos regresar a la Tierra y emplear la misma fórmula para los retos que tenemos", agrega.
En el horizonte de rascacielos y lujos de Dubai, el periplo hacia Marte es también una oportunidad de reivindicar el pasado científico de una región apartada durante siglos de los avances tecnológicos; proponer un presente distinto al de los conflictos políticos que la atraviesan; y reclamar un lugar en el futuro. "Nuestra región fue generadora de conocimiento y los científicos contribuyeron a su desarrollo. En el momento en el que dejamos de pensar y generar conocimiento y nos centramos en nuestras diferencias, empezamos a retroceder. El mensaje es una invitación a volver a pensar en el futuro de la región, aparcar nuestras diferencias y construirla juntos", concluye.https://www.elmundo.es/
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