martes, 17 de diciembre de 2019

Cómo consiguió nuestra Vía Láctea su forma espiral

Los campos magnéticos de NGC 1086, o M77, se muestran como líneas de flujo sobre una imagen en luz visible y rayos X de la galaxia. Crédito: NASA/SOFIA; NASA/JPL-Caltech/Roma Tre Univ.
Nuevas observaciones de la galaxia NGC 1068 han arrojado luz sobre cómo las galaxias espirales como la nuestra consiguen su peculiar forma.

Según el estudio realizado con el observatorio infrarrojo SOFIA, los campos magnéticos juegan un papel importante en dar forma a estas galaxias.


Los campos magnéticos de la galaxia espiral están alineados con los brazos espirales (donde se están formando estrellas nuevas) por toda la galaxia (que mide más de 24 000 años-luz). La alineación del campo magnético con la formación de estrellas implica que las fuerzas gravitatorias que crearon la forma espiral de la galaxia también comprimen el campo magnético.

La alineación apoya la teoría de la «onda de densidad». Esta indica que el polvo, gas y las estrellas de los brazos no se encuentra en posiciones fijas sino que el material se mueve a lo largo de los brazos a medida que la gravedad lo comprime, como los objetos en una cinta transportadorahttps://observatori.uv.es/

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