domingo, 14 de mayo de 2017
A gran profundidad en el interior de la galaxia M87
Los agujeros negros son responsables de algunos de los fenómenos más enigmáticos de la astrofísica. Los agujeros negros activos producen radiación por la adquisición de materia que forma un disco de acrecimiento que rodea el motor central. Una señal clara de que un agujero negro está acretando materia activamente en el centro de una galaxia es la presencia de enormes chorros de material que son expulsados desde el núcleo galáctico a megaparsecs de distancia, mucho más allá del límite ópticamente visible de la galaxia.
M87, la galaxia central del cúmulo de Virgo, se encuentra a una distancia de sólo 17 Mpc (correspondiente a 50 millones de años-luz). Es el segundo núcleo galáctico activo más cercano a nosotros, albergando un agujero negro activo de 6 mil millones de masas solares en su centro. M87 fue la primera galaxia donde se pudo identificar un chorro y es uno de los que han sido estudiados más a fondo. Puede verse por todo el espectro electromagnético, desde radio a rayos X. Pero a pesar del gran número de observaciones disponible, todavía se desconoce la conexión entre el agujero negro que acreta material y el chorro que emite radiación electromagnética.
Ahora un equipo de investigadores ha estudiado este problema observando M87 con el conjunto de radiotelescopios que forma la red del VLBA. “Reanalizamos estos datos, lo que nos proporcionó pistas sobre los procesos complejos que relacionan el chorro y el disco de acrecimiento de M87”, explica Britzen. La mejor explicación para los resultados obtenidos es la existencia de procesos rápidos turbulentos con fenómenos de reconexión magnética, similares a los observados a escalas mucho menores en la superficie del Sol. “Hay buenas razones para pensar que la superficie del disco de acrecimiento se comporta de modo parecido a la superficie del Sol: gas caliente burbujeante en el que se producen fenómenos propios de la actividad magnética, como la reconexión y las fulguraciones”, añade Christian Fendt (Max Planck Institute for Astronomy, Heidelberg). Mientras que cerca de la superficie del disco las estructuras magnéticas a pequeña escala dominan el aporte de masa al chorro, a distancias mayores sólo sobrevive la estructura del campo magnético global espiral, que gobierna el movimiento del chorro.https://observatori.uv.es
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