miércoles, 10 de mayo de 2017

Un modelo de meteorología espacial simula tormentas solares procedentes de ninguna parte

Simulación que muestra la evolución de una CME sigilosa. La rotación diferencial crea una masa retorcida de campos magnéticos en el Sol, que se desconecta y sale a gran velocidad al espacio. La imagen del Sol es de STEREO. Las líneas de colores muestran las líneas de campo magnético y los colores diferentes indican en qué capas de la atmósfera del Sol se originan. Las líneas blancas acumulan tensión y forman una hélice, que acaba siendo expulsada del Sol. Crédito: NASA’s Goddard Space Flight Center/ARMS/Joy Ng, productor.
Nuestro Sol siempre cambiante dispara material solar al espacio. Los mayores de estos eventos son nubes masivas que son expulsadas por el Sol, llamadas expulsiones de masa de la corona, o CME, de sus iniciales en inglés. Estas tormentas solares a menudo llegan con algún tipo de aviso previo: el brillante destello de una fulguración, una explosión de calor o una ráfaga de partículas solares de alta energía. Pero hay otro tipo de tormentas que ha intrigado a los científicos por su falta de aviso anticipado: no parecen provenir de ninguna parte y los científicos las llaman CME sigilosas.

Ahora un equipo internacional de investigadores ha desarrollado un modelo que simula la evolución de estas tormentas solares sigilosas. Los científicos se han apoyado en este trabajo sobre datos de las misiones STEREO y SOHO, ajustando su modelo hasta que las simulaciones encajaron con las observaciones realizadas desde el espacio. Su trabajo demuestra cómo un proceso lento, silencioso, puede crear inesperadamente una masa retorcida de campos magnéticos en el Sol, que se desconecta y sale a gran velocidad por el espacio, sin ningún tipo de aviso previo.


Comparadas con las CME, que salen expulsadas del Sol a 3000 kilómetros por segundo, las CME sigilosas se mueven a paso de tortuga, entre 400 y 700 kilómetros por segundo. Esta es aproximadamente la velocidad del viento solar más común, el flujo constante de partículas cargadas que emite el Sol. A esa velocidad las CME sigilosas no son habitualmente lo suficientemente potentes como para producir fenómenos de meteorología espacial de importancia, pero debido a su estructura magnética interna, todavía pueden producir perturbaciones menores en el campo magnético de la Tierra.

El modelo desarrollado por los investigadores demuestra que la rotación diferencial del Sol hace que sus campos magnéticos se estiren y dispersen a ritmos diferentes. Los científicos han demostrado que este proceso constante genera energía suficiente para formar CME sigilosas en el transcurso de unas dos semanas. La rotación del Sol va aumentando la tensión en las líneas de campo magnético, enrollándolas al final en una hélice de energía en tensión. Cuando se acumula suficiente tensión, la hélice se expande y desconecta una burbuja masiva de campos magnéticos retorcidos y, sin aviso, la CME sigilosa abandona silenciosamente el Sol.https://observatori.uv.es

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