viernes, 25 de mayo de 2018

China inicia la conquista del lado oculto de la Luna

China supera con éxito su primera gran prueba para conquistar la cara oculta de la Luna.
El satélite Queqiao, lanzado el 21 de mayo, servirá como puente de comunicación entre el aterrizador de la misión Chang’e 4 y la Tierra.
China ha dado el primer paso firme para la conquista del lado oculto de la Luna. El 21 de mayo, el satélite Queqiao despegaba con éxito desde el centro de lanzamiento Xichang, situado en la provincia de Sichuan (al sur de la región), utilizando un cohete Larga Marcha 4C. El país asiático ha conseguido de este modo superar la primera fase de la misión Chang’e 4, que tendrá como objetivo explorar la cara que resulta imposible observar desde la Tierra.

Queqiao, cuyo nombre en chino podría traducirse como "Puente de la Urraca", ayudará a establecer las comunicaciones entre la Tierra y el aterrizador de Chang’e 4 —que partirá hacia la cara oculta de la Luna no antes del verano—. Según un cuento popular del país, este tipo de pájaros formaron un puente durante la séptima noche del séptimo mes del calendario lunar con el fin de que una niña tejedora llamada Zhi Nyu pueda conocer a su amante, el pastor Niu Lang, en apenas veinticuatro horas. La relación entre ambos estaba prohibida, por lo que la pareja, de acuerdo con la historia tradicional, fue desterrada a extremos opuestos de la Vía Láctea.
El objetivo de Queqiao, que pesa algo más de cuatrocientos kilogramos, es precisamente conectar las comunicaciones entre la sonda y nuestro planeta. Para ello utilizará unas antenas de comunicación —que se han desplegado correctamente, junto con los paneles solares que porta, tras el despegue—. “El lanzamiento es un paso clave para que China logre su objetivo de ser el primer país en enviar una sonda a aterrizar forma suave en el lado oculto de la Luna”, ha explicado Zhang Lihua, jefe del proyecto, a la agencia asiática Xinhua.
El satélite ya se encuentra en una órbita de transferencia lunar, desde donde viajará al lugar que ocupará de forma permanente impulsándose gracias a la gravedad lunar. En particular, llevará a cabo su trabajo desde el punto de Lagrange L2 del sistema Tierra–Luna, que alcanzará durante las próximas semanas. Esta posición le permitirá estar a unos 65.000 kilómetros de la superficie lunar y a 455.000 kilómetros de nuestro planeta, esperando la llegada del componente principal de la misión.
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