El estudio investiga los impactos de la radiación emitida por supernovas, uno de los fenómenos más violentos del universo conocido. En tan solo unos pocos meses, una sola de estas explosiones puede emitir tanta energía como el Sol durante toda su vida. También son brillantes, realmente brillantes.
Una supernova cercana podría barrer la civilización humana de la faz de la Tierra. Pero incluso desde más lejos, estas explosiones todavía pueden tener consecuencias, explica Brakenridge, bañando muestro planeta con radiación peligrosa y dañando su capa protectora de ozono.
Para estudiar estos posibles impactos, Brakenridge buscó en los anillos de los árboles registros de huellas de estas explosiones cósmicas lejanas, como por ejemplo la supernova de Vela, que explotó a 815 años-luz de la Tierra. Sus descubrimientos sugieren que supernovas relativamente cercanas podrían, teóricamente, haber provocado al menos cuatro alteraciones del clima de la Tierra en los últimos 40 000 años.
Los resultados no son concluyentes, pero indican que podríamos tener problemas si Betelgeuse, una estrella gigante roja de la constelación de Orión, explota como supernova ya que solo se encuentra a 642.5 años-luz de la Tierra, much más cerca que Vela.https://observatori.uv.es/los-anillos-de-los-arboles-pueden-conservar-pistas-de-impacto-de-supernovas-lejanas-contra-la-tierra/
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