La compostelana Mar Capeáns, doctora en Física de partículas por la universidad de su ciudad natal, fue la primera española que formó parte del equipo científico permanente del CERN, el Laboratorio Europeo de Física de Partículas en Ginebra. Ahora dirige el Grupo de Gestión de Proyectos del departamento de tecnología del organismo, donde vigila la marcha del LHC, el mayor acelerador de hadrones del mundo y la gran máquina que permitió descubrir el bosón de Higgs, la partícula que da masa a todas las demás. La investigadora ha visitado Madrid invitada por la Fundación BBVA para explicar las novedades de esa maravilla científica.
—Estaba en el CERN cuando se descubrió el Higgs. ¿Cómo lo vivió?
—Fue un gran momento, una auténtica sensación de éxito compartido. El Higgs era de todos. ¡Trabajamos tan duro y durante tanto tiempo en el LHC! Peter Higgs imaginó una teoría que no es nada intuitiva y una comunidad de científicos desarrolló un instrumento para verificarla. Y ahí estaba.
—Un hallazgo que, además, ha sido muy popular.
—Sí, increíble. El otro día estaba en una cena con gente de mi generación y todos conocían el Higgs, ¡pero nadie sabía qué era un quark! Ese fue el impacto del Higgs y eso lo agarro yo con mucha pasión.
—¿En qué sentido?
—Hay gente que sigue creyendo que la ciencia es lo que se hacía hace 50 años: uno se pone su bata blanca y se mete en un laboratorio. No es así. Además de tener conocimientos, hay que trabajar en una comunidad internacional, con muchísima tecnología y saber divulgar, hacer que la ciencia sea parte de la cultura.
—El LHC ha comenzado su último año de funcionamiento antes de su gran apagón a partir de 2019. ¿Nos dará alguna nueva sorpresa?
—Eso esperamos. El LHC es una máquina de descubrimientos. Seguimos operando para poder encontrar las respuestas a un montón de preguntas importantes.
—¿Cree que están cerca de descubrir la naturaleza de la materia oscura?
—Encontrar la evidencia experimental es uno de nuestros objetivos. Es muy difícil decir si ya está en los datos que tenemos, si va a aparecer mañana, en un mes o dentro de dos. Eso sí, cuando esté ahí, la vamos a ver.
—¿Qué significaría ese hallazgo?
—Un impacto brutal. El modelo estándar de la física es sólido, nos explica desde cómo se comporta un quark a cómo lo hace una galaxia. Pero resulta que solo explica el 5% del Universo, porque el 25% restante es materia oscura y el resto, energía oscura, de las que apenas sabemos nada .
—¿Hace falta una nueva física?
—Las opciones existen desde el punto de vista teórico: teoría de cuerdas, de las cinco dimensiones, supersimetría... Mi problema es intentar probarlas experimentalmente.
—¿La espera?
—Sí, de hecho es lo que nos mantiene motivados. Pero más que decir que hace falta una nueva física, creo que hace falta combinar el conocimiento de varios campos científicos: la física de partículas, la astrofísica, la cosmología, los experimentos de ondas gravitacionales... Eso nos va a indicar donde está la verdad.
—¿No hay indicios de algo grande?
—Ay, el análisis de datos es un proceso complejo y tedioso. Las novedades vienen y van. Vendrán.
—¿Cómo leen esa cantidad ingente de información?
—Los datos que recogemos de los experimentos se comparan con los modelos de la física teórica. Una fluctuación indica que algo no encaja, y lo estudiamos al detalle.
—¿Qué motiva la gran parada?
—Durará 18 meses. Los aceleradores y los detectores utilizan tecnologías de una precisión increíble que hay que mantener o sustituir. Su envejecimiento repercute en la luminosidad, la energía o la capacidad de detección. Es como comparar un iPhone de hace cinco años con uno de hoy en día.
—¿Es necesario un acelerador que reemplace al LHC?
—Hay que preparar soluciones para el futuro. En el CERN hay dos proyectos en fase de estudio: El Colisionador Lineal Compacto (CLIC), un túnel de hasta 50 km de largo que trabajaría a alta energía con la gran ventaja de una precisión increíble, o una máquina de hadrones de 100 km de circunferencia (frente a los 27 del LHC) y una energía de 100 TeV, varios factores superiores.
—¿Por cuál apuesta?
—Depende. A mí me guía la física y quiero la máquina que nos dé respuestas. A nivel tecnológico... pues también depende. Los aceleradores lineales tienen un impacto enorme en la industria (física médica, de materiales...), pero el circular me atrae muchísimo porque las condiciones de operaciones son dificilísimas.
—¿Cómo ve la ciencia en España?
—La crisis la ha frenado mucho. Se ha bajado la productividad y no se ha dado entrada a gente joven. Nos va a costar corregirlo. Las grandes infraestructuras científicas son proyectos muy largos y si no estás, te quedas fuera.
«¿Desigualdad? No hay que pasar ni una»
El CERN está dirigido por una mujer, la italiana Fabiola Gianotti. «Ojalá eso fuera más común», dice Capeáns, quien reconoce que el organismo al que llegó en 1992 para realizar su tesis doctoral es un lugar privilegiado donde trabajar, no solo porque allí se hace ciencia de altísimo nivel, sino porque impera la igualdad. «La verdad científica lo es la diga un hombre o una mujer. Dos más dos son cuatro lo diga yo o mi compañero», expone. Además, la organización facilita la conciliación: «Hay guardería, puedes coger vacaciones cuando quieras, una excedencia si hay un problema familiar...», explica. Pero como no todo el mundo es perfecto, si algo «te da mala espina o no es natural, hay que responder de inmediato. No hay que aguantar ni una».http://www.abc.es/ciencia/
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