sábado, 18 de junio de 2016
Por segunda vez, LIGO detecta ondas gravitacionales
Los científicos detectaron las ondas gravitacionales utilizando los interferómetros gemelos de LIGO (Laser Interferometer Gravitational-wave Observatory) el pasado 26 de diciembre de 2015; ambos detectores, situados a más de 3000 km de distancia, captaron una señal muy débil entre el ruido de los alrededores.
Mientras que la primera detección de septiembre produjo un pico claro en los datos, esta segunda señal fue mucho más sutil, generando una señal casi enterrada entre los datos. Empleando técnicas avanzadas de análisis de datos, los investigadores determinaron que, realmente, la señal pertenecía a una onda gravitacional.
Los astrónomos calcularon que la onda gravitacional surgió de la colisión de dos agujeros negros, de 14.2 y 7.5 veces la masa del Sol. La señal captada por los detectores de LIGO corresponde a los últimos momentos antes de que los agujeros negros se fusionaran. Durante aproximadamente el último segundo final, mientras la señal era detectable, los agujeros negros giraron alrededor uno del otro 55 veces, alcanzando la mitad de la velocidad de la luz, antes de unirse en un choque que emitió una enorme cantidad de energía en forma de ondas gravitacionales, el equivalente a la masa del Sol. Este cataclismo, ocurrido hace 1400 millones de años, produjo un agujero negro giratorio más masivo que tiene 20.8 veces la masa del Sol.
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