El magnetómetro óptico utilizado en la Universidad de Kyoto. Crédito: Kyoto University. |
Un equipo japonés ha digitalizado registros de magnetogramas tomados antes de que las observaciones directas por satélite fueran posibles. Los registros analógicos, tomados durante 72 años desde principios del s. XX, proporcionan una ventana a la meteorología espacial de la época y arrojan luz sobre los patrones futuros del movimiento de plasma en el espacio cercano a la Tierra.
Como el tiempo en la Tierra, el plasma se comporta de manera dinámica. "Las observaciones directas y regulares del plasma con satélites empezaron a finales de la década de 1960, casi diez años después del primer satélite artificial, el Sputnik 1, que fue lanzado en 1957", explica Masahito Nosé, uno de los autores del estudio. "Necesitamos encontrar un parámetro indirecto para inferir cómo era el ambiente del plasma antes de que llegaran los satélites".
En un estudio anterior, Nosé demostró que el ambiente de plasma puede ser deducido de los pulsos geomagnéticos. "Es lo mismo que cuando inhalas gas de helio, que hace tu voz más aguda. El helio es mucho más ligero que el aire normal, así que esto hace que el aire alrededor de tus cuerdas vocales vibre más rápidamente. Ocurre igual con el plasma, cuanto más ligero es, más aumentarán de frecuencia las oscilaciones geomagnéticas".
Antes de que empezaran las observaciones digitales, los magnetogramas analógicos registraban cambios del campo geomagnético de la Tierra sobre papel fotográfico. Ahora, Nosé y sus colaboradores han digitalizado los registros en papel del Observatorio Magnético de Kakioka. Basándose en estos datos "nuevos" han descubierto que aunque los niveles de iones de hidrógeno en el plasma alcanzaron picos alrededor de 1964 y 1975, la mezcla incluia un 7-10% de iones de oxígeno alrededor de 1958 y 1970, haciendo que la masa total del plasma fuera de más del doble.http://observatori.uv.es/
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