Superficie de la región marciana de Oxia Planum/NASA/JPL/University of Arizona |
“Se trata de poner a disposición de la comunidad científica tanto el acceso físico a las muestras como a los datos analíticos obtenidos mediante el uso de instrumentación de derivación espacial”, detalla a DiCYT Marco Veneranda, uno de los investigadores de la UVa responsables del proyecto.
Según recuerda, la exploración espacial ha permitido desvelar muchos secretos sobre la geología de Marte y de otros cuerpos del Sistema Solar. Así, ha sido posible corroborar que algunas regiones de la Tierra tienen características muy similares a las que podemos encontrar en Marte. Las muestras geológicas que proceden de estos lugares toman el nombre de análogos terrestres.
Para ser oficialmente reconocido como tal, un análogo terrestre tiene que tener, al menos, “una composición mineralógica similar a la que se ha detectado en Marte” y además “ser el resultado de procesos geológicos que sean compatibles con los que pueden haber ocurrido, o que están actualmente ocurriendo, en el planeta rojo”, precisa el investigador.
En las últimas décadas, los análogos terrestres están adquiriendo una importancia creciente en el mundo de la investigación científica. Mediante el estudio de estos materiales, los investigadores pueden extrapolar informaciones sobre la evolución mineralógica y geológica de Marte y de otros cuerpos del sistema solar. Además, los análogos pueden ser empleados en simulaciones de laboratorio cuyos resultados permiten optimizar el rendimiento científico de las futuras misiones espaciales.
En la actualidad, los sitios oficialmente reconocidos como análogos terrestres son solo unas pocas docenas y muchos de ellos se encuentran en algunos de los lugares más remotos de la Tierra, lo que dificulta el acceso de los investigadores. Asimismo, los datos de la mayoría de estos análogos se han obtenido con herramientas analíticas muy diferentes a las de los instrumentos que pronto operarán en Marte.
De este modo, el proyecto PTAL busca dar solución a estos dos problemas mediante la creación de una página web -que en estos momentos se encuentra en fase de desarrollo-, que dará acceso físico a la colección de muestras y proporcionará los datos científicos obtenidos con instrumentación analítica como la que opera en el espacio -instrumentación de derivación espacial-. “Teniendo en cuenta que en 2020 las misiones ExoMars (ESA) y Mars 2020 (NASA) lanzarán a Marte dos rovers para estudiar la geología del planeta e identificar la presencia de trazas de vida pasada o presente, es de vital importancia proporcionar a la comunidad científica todas las herramientas necesarias para avanzar en este campo de estudio”, subraya Veneranda.
El proyecto facilitará la comparación de los datos que obtengan ‘in situ’ los rovers de las misiones ExoMars y Mars con los datos de los análogos terrestres. “Este es un aspecto de gran importancia, ya que será posible realizar una interpretación más detallada de dichos datos”, agrega.
En el proyecto PTAL colaboran investigadores de diferentes Instituciones. Por un lado, geólogos de la Universidad de Oslo (Noruega) que han viajado alrededor del mundo para seleccionar y muestrear los mejores análogos terrestres. Por otro, investigadores de la Universidad de Valladolid, de la Universidad de Paris-Sur (Francia) y del Instituto de Investigación en Astrofísica y Planetología (Francia) que están caracterizando dichas muestras empleando las técnicas analíticas que equiparán los rovers de las futuras misiones espaciales.
En este sentido, el grupo ERICA de la Universidad de Valladolid lidera el desarrollo del primer instrumento Raman en ser validado para misiones espaciales (ExoMars-RLS). El equipo vallisoletano ha estudiado la colección de análogos terrestres con un instrumento Raman que simula el espectrómetro RLS que pronto operará en Marte.http://www.dicyt.com/noticias/
No hay comentarios:
Publicar un comentario