martes, 2 de junio de 2020

Un caldero humeante siguió a la destrucción de los dinosaurios

Corte tridimensional del sistema hidrotermal del cráter de impacto Chicxulub y las chimeneas del fondo marino. El sistema tenía el potencial de albergar vida microbiana. Ilustración de Victor O. Leshyk para el Instituto Lunar y Planetario.
Un nuevo estudio desvela que el cráter de impacto Chicxulub puede haber albergado un enorme sistema hidrotermal de larga duración después de que se produjera esta colisión catastrófica, relacionada con la extinción de los dinosaurios hace 66 millones de años.


En 2016 un equipo de investigadores, apoyado por el Programa de descubrimiento oceánico internacional y el Programa de perforación científica continental, perforó el cráter alcanzando una profundidad de 1335 metros (más de un kilómetro), por debajo del suelo marino actual.

Los investigadores obtuvieron muestras de rocas que pueden ser utilizadas para estudiar las alteraciones químicas y térmicas de la corteza de la Tierra causadas por el impacto. Las muestras demuestran que el cráter albergó un extenso sistema hidrotermal que modificó química y mineralógicamente más de 100 000 kilómetros cúbicos de la corteza terrestre.

La extensión y longevidad del sistema hidrotermal de Chicxulub sugieren que los sistemas generados por impactos al principio de la historia de la Tierra pueden haberse convertido en nichos para la vida. Miles de estos sistemas fueron creados durante un intenso periodo de impactos hace más de 3800 millones de años. Cuando cada uno de esos sistemas se enfriaba, se convertía en un ambiente rico en materiales adecuados para los organismos termofílicos e hipertermofílicos.

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