En los últimos días se ha hecho viral una noticia que cualquiera que la interpretase al pie de la letra no podría dejar de afirmar que es el hallazgo más importante de la historia de la física: ‘La NASA halla evidencias de un universo paralelo en el que el tiempo va al revés’, rezan los titulares. Pero, si así es, ¿cómo es posible que esta noticia no haya dado la vuelta al mundo, copando las tertulias, movilizando a científicos de todo el mundo y eclipsando la tremenda crisis del coronavirus?
Algunos medios de comunicación en inglés y en español han replicado la misma información, que parece sacada de una nota de prensa y que, sin embargo, no se acompaña en ninguna de estas webs por una mísera referencia al pie, ni un DOI que enlace a un artículo científico, ni un link a un comunicado de una universidad. Solo, la cita del científico supuestamente detrás del increíble descubrimiento.
La respuesta es sencilla; es una noticia falsa. Pero, ¿cómo podemos estar seguros? ¿De dónde ha salido esta información tan rebuscada? ¿Ha sido un error malintencionado o una absurda negligencia? No pierdas detalle.
En cuanto la noticia comenzó a hacerse viral (cómo no, dado su impactante contenido) divulgadores como Javier Santaolalla (Date un Vlog/ Date un Voltio) o Aldo (El robot de Platón), siempre de guardia, se pusieron a trabajar para desmentir tamaña ofensa al periodismo científico.
Según reza la noticia, científicos de la NASA habrían hallado evidencias de un universo paralelo a través de una detección anormal de neutrinos, partículas subatómicas que provienen del cosmos. Hagamos el primer desmentido: no se han hallado evidencias de nada; ni siquiera la NASA está detrás de todo esto.
El experimento del que parte esta confusa ‘noticia’ se llama Antena Antártica de Impulso Transitivo (ANITA). Este instrumento, que sobrevuela la Antártida a 40 kilómetros de altura en forma de globo, es capaz de detectar neutrinos de ultra alta energía. La NASA solo financia este instrumento, pero detrás del experimento están científicos de todo el mundo y, a la cabeza, la Universidad de Hawái. Como explica el doctor en Física de partículas Javier Santaolalla en su vídeo: “Los neutrinos poseen una naturaleza específica que hace que viajen en línea recta y atraviesan impunemente el espacio vacío, lo que permite estudiar el origen de los rayos cósmicos”. Lo que hace ANITA es una compleja detección de estas partículas, a través de las ondas de radio que producen los neutrinos cuando atraviesan el hielo. Es decir, este instrumento capta neutrinos de manera indirecta.
2016: se producen dos detecciones anómalas
En todas las detecciones de ANITA, que han sido unas 40, no se han observado datos extraños; excepto en la que tuvo lugar en 2016 (sí, la ‘noticia’ ni siquiera es actual). En esta fecha se produjeron dos detecciones que parecían provenir de neutrinos no procedentes del cosmos, sino del interior de la Tierra.
Estas señales causan un gran dilema. Según Santaolalla: “Si la Tierra es ‘transparente’ a estas partículas subatómicas, ¿cómo puede ser que provengan del interior de ella?”. Todavía no hay explicación para estos datos anómalos.
New Scientist y la hipótesis del universo paralelo
Entonces, ¿de dónde viene la supuesta evidencia de un universo paralelo? Pues bien, esto no es más que una hipótesis, que nisiquiera tiene nada que ver con los investigadores responsables de ANITA. La célebre revista New Scientist publicaba el 8 de abril de 2020 un reportaje en el que se explica la anómala detección del 2016, y entra en profundidad en una posible explicación para estos datos. Y aquí viene el quid de la cuestión: la propuesta del universo paralelo ni siquiera es de los investigadores del proyecto ANITA. En el reportaje de New Scientist escrito por Jon Cartwright, que está sujeto a un muro de pago, se puede leer lo siguiente:
“Ese extraño hallazgo se realizó en 2016. Desde entonces, se han presentado todo tipo de sugerencias basadas en la física conocida para dar cuenta de la desconcertante señal, y todas han sido descartadas. La explicación queda es impactante por sus implicaciones. Explicar esta señal requiere la existencia de un universo al revés creado en el mismo Big Bang que el nuestro y que existe en paralelo con él”.
La Universidad de Hawái y la NASA no tienen nada que ver con esta idea
Pero esto no es más que una propuesta sin ninguna evidencia detrás. De hecho, la Universidad de Hawái (en adelante UH) emitió el 21 de mayo, después de que la noticia se viralizase, un comunicado en el que advierte de que algunos medios han interpretado incorrectamente esta información:
“Los titulares llamaron la atención de muchos, pero el problema es que la investigación de UH y la NASA, el patrocinador de esa investigación, no tuvieron nada que ver con la teoría”.
El comunicado continúa, explicando el origen de la negligencia periodística: “Eso no detuvo al Daily Star, un periódico con sede en el Reino Unido, para publicar su historia del 17 de mayo 'Los científicos de la NASA detectan el universo paralelo donde el tiempo corre hacia atrás' que citó la investigación de UH. The New York Post, The Thrillist y otros medios de comunicación siguieron con artículos similares, que también citaron la investigación basada en la UH”.
Y lo mismo ocurrió poco después con numerosos medios españoles, argentinos...
El profesor Peter Gorham descubrió que algunos eventos de rayos cósmicos observados en la Antártida tienen características que entran en conflicto con el modelo estándar de física de partículas, como se explica en el vídeo superior. Un comunicado de la propia Universidad de Hawái en diciembre de 2018, en el que se explicaba la idea de Gorham, alude a que el profesor habría propuesto ‘un nuevo tipo de física’. Gorham, describiendo las detecciones anómalas del experimento ANITA, dijo lo siguiente: “Era como si el rayo cósmico hubiera salido del hielo mismo. Algo muy extraño. Así que publicamos un artículo en el que, simplemente, sugerimos que esta observación entraba en un conflicto bastante fuerte con el modelo estándar de física ". Pero en ningún momento Gorham propone que la explicación tenga nada que ver con un universo paralelo.
Como continuaba explicando la UH, las detecciones extrañas sugieren que las señales provenían de partículas que se movían hacia arriba y que atravesaban la Tierra antes de salir del hielo. Pero no se pronostica que los rayos cósmicos hagan eso en grandes cantidades. Una posibile explicación para este comportamiento es que los rayos cósmicos de una supernova exploten atravesando la Tierra.
Y otra posibilidad, como se exploraba en el ya citado reportaje de New Scientist, es que se tratase de partículas procedentes de otro universo, paralelo, que habría nacido al mismo tiempo que el Big Bang, y en el que el tiempo iría hacia atrás, lo que concordaría con la dirección extraña a la que supuestamente viajaban estos rayos cósmicos anómalos.
La Universidad de Hawái ha manifestado que el trabajo del profesor Gorham, junto con el reportaje de New Scientist ha sido mal interpretado por muchos periodistas, “que se tomaron la inexacta historia paralela del universo al pie de la letra”, explican en el comunicado del 21 de mayo.
"Todo este universo paralelo no fue ideado por nosotros", explica Gorham. “Un periodista se equivocó, nos lo atribuyó y, desafortunadamente, se ha disparado. En realidad, no tuvimos nada que ver con el desarrollo de la hipótesis del universo paralelo. El periodismo no ha distinguido muy bien entre nuestro trabajo experimental, que identificó algunas anomalías en los datos, y la idea propuesta por algunos físicos que no son parte de nuestra colaboración", lamenta Gorham.
Un error de medición, y no un universo paralelo
Entonces, ¿cuál es la explicación de las detecciones anómalas de rayos cósmicos que se produjeron en 2016, y que han originado toda esta ensalada periodística? Según Gorham, lo más probable que se expliquen en términos de la física, aunque esta explicación sea mucho menos exótica.
Y, para terminar, la explicación propuesta por Javier Santaolalla es, si cabe, más decepcionante aún, y es que puede tratarse de un simple error de medición: “Somos humanos haciendo cosas de humanos”, cuenta en su vídeo. Al fin y al cabo, no sería la primera vez, ni la última, que los instrumentos humanos, que parten del sesgo antropocéntrico con el que los científicos realizan sus investigaciones (y no nos queda más remedio) han inducido a un error de parámetros.
Conclusión: un simple fallo humano podría haber inducido a una detección anómala de rayos cósmicos, pero la interpretación de las facciones más sensacionalistas del periodismo infiere que se ha hallado evidencia de un universo paralelo (una mera hipótesis sin ninguna comprobación teórica entre las miles de posibles explicaciones que podría haber detrás de este enigma).
Un día negro para el periodismo científico, por una fake news que pasará a la historia por su torpe tratamiento.https://www.muyinteresante.es/ciencia/articulo/la-nasa-un-universo-paralelo-y-el-tiempo-del-reves-historia-de-una-negligencia-periodistica
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