La apuesta de China y de sus empresas emergentes por la economía colaborativa ha llegado incluso al espacio, gracias a los planes de una compañía que está diseñando un telescopio espacial que podrá ser alquilado por horas por cualquier usuario interesado en la astronomía.
"Queremos que todo el mundo pueda acceder a esa tecnología porque los satélites son muy caros y están fuera del alcance de la mayoría", cuenta Feng Yang's, presidente de la compañía china Spacety, fabricante entre otras cosas de nanosatélites.
El telescopio será lanzado al espacio en un satélite y sus funcionalidades podrán ser controladas por los usuarios que se conecten a la página web, quienes se conectarán por horas y decidirán qué imágenes quieren obtener.
El objetivo de esta empresa es acercar el espacio a las personas normales, hacer que los interesados en temas como la astronomía tengan la posibilidad de investigar o disfrutar de su pasión sin tener los elevados recursos económicos que implican estas prácticas.
Un "miniHubble" para todos
"En una cena con dos amigos muy fanáticos de la astronomía me di cuenta de que siempre gastaban muchísimo dinero en telescopios y eso me sorprendió mucho. Llegaron a gastarse un millón de yuanes en uno (128.900 euros, 147.000 dólares)", contó.
Además, tras la conversación concluyó que, si podía poner un telescopio en el espacio, al estilo de un mini Hubble, "las imágenes que se puedan captar van a ser mejores".
Según explicó Feng, esta es la primera empresa en el mundo que va a hacer algo similar ya que "el Hubble pertenece al Gobierno" estadounidense. "No hay un telescopio que esté abierto a toda la gente del mundo. Con el nuestro cualquier persona del mundo podrá meterse en nuestra página web, controlar el telescopio en el espacio y mirar hacia donde ellos quieran", aseguró.
Inversión de diez millones
Aunque no tienen números cerrados, esperan que la inversión sea de más de diez millones de yuanes (1.289.000 euros, 1.470.000 dólares), algo que no esperan recuperar totalmente con lo que este negocio pueda generar. "No quiero hacer dinero en este proyecto, quiero encontrar usuarios. Queremos reducir el pago y hacer que el usuario tenga que pagar menos de mil yuanes por hora (128 euros, 147 euros), que tenga muchos usuarios".
Esta idea, explica el empresario, está dentro del prominente interés de China de fomentar la economía colaborativa, compartir recursos de cosas cotidianas para reducir los costes o poder disfrutar de servicios que a priori son impagables para la mayoría.
Y es que este tipo de economía, puesta en práctica gracias a las aplicaciones móviles o las nuevas tecnologías, se está convirtiendo en una forma de vida a la que recurren cada vez más personas en China, donde están naciendo centenares de empresas emergentes ("start-ups") que ofrecen variados servicios compartidos.
Es por ello que el Gobierno chino está apostando fuertemente por esta economía y ve a este sector como una fuerza que impulse el crecimiento económico ya que, según proyecciones gubernamentales, la economía compartida contribuirá al 10 % de la producción económica de China para 2020, frente al casi el 3 % que supuso en 2015.
Durante el año pasado, unos 600 millones de personas participaron en esta economía y unos 5,85 millones de personas trabajaron en empresas relacionadas con este sector. Su facturación alcanzó los 3,45 billones de yuanes (unos 505.000 millones de dólares, 445.536 millones de euros), un 103 % más con respecto al año anterior.
Pero el florecer de estas empresas también está trayendo efectos colaterales como que muchas personas parecen no haber entendido su funcionamiento, consistente en que el usuario alquila algo por un tiempo determinado a un precio muy bajo y después tiene que devolverlo.
En las últimas semanas, varias compañías de alquiler de bicicletas han tenido que cerrar porque no pudieron hacer frente a los robos. También las compañías de alquiler de paraguas se han visto afectadas y recientemente una compañía aseguraba que unos 30.000 de sus paraguas compartidos estaban en paradero desconocido.http://www.eleconomista.es
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