Imagen tomada por el telescopio espacial Webb de la nube molecular oscura Chameleon I. La nítida nube fría de material (azul, centro) está iluminada en el infrarrojo por el resplandor de una estrella joven llamada Ced 110 IRS 4 (naranja, arriba izquierda). La luz de numerosas estrellas al fondo, vistas como puntos naranja detrás de la nube, puede utilizarse para detectar hielos en la nube, que absorben la luz estelar que los atraviesa. Crédito: NASA, ESA, CSA, and M. Zamani (ESA/Webb); contenido científico de F. Sun (Steward Observatory), Z. Smith (Open University), y el Ice Age ERS Team.
El descubrimiento de distintos hielos en las regiones más frías y oscuras de una nube molecular ha permitido a los astrónomos examinar las moléculas simples de hielo que serán incorporadas en exoplanetas futuros, al tiempo que abre una nueva ventana para conocer el origen de moléculas más complejas, que son el primer paso en la creación de los ladrillos de la vida.
Además de hielos simples como el de agua, los astrónomos han logrado identificar formas congeladas de un amplio abanico de moléculas, desde sulfuro de carbonilo, amoníaco y metano, hasta la molécula orgánica más sencilla, metanol (en el medio interestelar, las moléculas orgánicas se consideran complejas cuando tienen seis o más átomos).
Este es el censo más completo de los ingredientes helados disponibles para crear la futura generación de estrellas y planetas, antes de que sean calentados durante la formación de las estrellas jóvenes. Estos granos de hielo crecen en tamaño mientras son canalizados hacia discos protoplanetarios de gas y de polvo alrededor de estas estrellas jóvenes, esencialmente permitiendo a los astrónomos estudiar todas las moléculas heladas potenciales que serán incorporadas en futuros exoplanetas.https://observatori.uv.es/el-webb-desvela-el-lado-oscuro-de-la-quimica-del-hielo-anterior-a-las-estrellas/
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