Las investigadoras Nicolle Zellner, Vanessa McCaffrey y Jayden Butler expusieron muestras de glicolaldehído a presiones de impacto de entre 4.5 y 25 gigapascales, presiones mucho mayores que las de los océanos más profundos . El equipo de Albion descubrió que el glicolaldehído, un azúcar importante que conduce a la producción de ribosa, pueden retener su integridad bajo estas presiones inmensas.
«Los experimentos que simulan impactos demuestran una y otra vez que las biomoléculas encontradas en cometas, asteroides y meteoritos no son destruidas por completo», explica Zellner. «El hecho de que el glicolaldehído permanezca intacto bajo presiones de esta magnitud aporta una nueva pieza al rompecabezas de cómo las biomoléculas sobrevivieron al impacto que las transportó a la Tierra primitiva».https://observatori.uv.es/los-cometas-contribuyeron-a-la-aparicion-de-la-vida-en-la-tierra/
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