viernes, 3 de agosto de 2018

Sin rastro de supervivientes tras la explosión de la supernova Kepler

La supernova Kepler (SN 1604), antes de colapsar, fue un sistema binario de estrellas, es decir, fueron dos estrellas que orbitaron alrededor del mismo centro que se encuentra a 16.300 años luz de nosotros, en la constelación de Ofiuco. Pero, si una de ellas terminó convertida en supernova, ¿qué fue de la otra, de la más pequeña? ¿Sobrevivió a la explosión?


Un estudio que acaba de publicarse en la revista The Astrophysical Journal , dirigido por la investigadora Pilar Ruiz Lapuente (UB-IECC y CSIC) —en la que también participa un investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), Jonay González Hernández ,— explica que la estrella hermana desapareció tras la explosión y, que además, formó parte de ella.

Como todas las supernovas, SN 1604 surgió tras la explosión de una estrella. En este caso, una enana blanca. En estos sistemas, cuando la estrella mayor llega al final de sus días, la pequeña le traspasa materia “acercándola progresivamente a una cierta masa límite (equivalente a 1,44 masas solares, el denominado límite de Chandrasekhar )”, según explica el IAC en un comunicado de prensa. Después de esto, la estrella produce una explosión que puede ser de “100.000 veces su brillo original” y es este proceso, violento y breve, el que se conoce como supernova .

Buscaron estrellas con anomalías que pudieran ser la hermana de esta supernova

Los investigadores de este estudio trataban de saber si la estrella hermana había podido sobrevivir a la explosión de su compañera. “El impacto de esta explosión habría aumentado la luminosidad y la velocidad de la compañera desaparecida. Incluso podría haber modificado su composición química”, explica el IAC a través de un comunicado. Para el estudio seleccionaron estrellas “con alguna anomalía” gracias a la cual pudieran “identificar a una de ellas como la compañera de la enana blanca que explotó hace 414 años”.

Aparte de la explosión de la enana blanca, los investigadores creen que se pudo haber producido otro mecanismo diferente para crear la supernova: “Existe un mecanismo alternativo para producir la explosión. Consiste en la fusión de dos enanas blancas , o de la enana blanca con el núcleo de carbono y oxígeno de la estrella compañera, en una etapa tardía de la evolución de ésta, en ambos casos dando lugar a una supernova”, explica a través del comunicado Jonay González Hernández, investigador Ramón y Cajal del IAC y coautor de la publicación.

La investigación ha dado como resultado que ninguna de las estrellas cercanas y estudiadas, que fueron escogidas por las anomalías que presentaban, es la que andaban buscando . Y que, por tanto, lo más probable es que la estrella de mayor tamaño usara a su compañera para producir la explosión: “En el campo de la de Kepler no vemos ninguna estrella que presente anomalías. Sin embargo –añade— encontramos evidencias de que la explosión se produjo por la fusión de dos enanas blancas o de una enana blanca con el núcleo de la estrella compañera , superando posiblemente el límite de Chandrasekhar”, concluye el investigador.
Los instrumentos utilizados para este trabajo fueron imágenes tomadas por el Telescopio Espacial Hubble (HST) y el FLAMES, del Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo Austral (ESO). El Hubble se encargó de determinar los movimientos propios de un grupo de 32 estrellas en torno a los restos de la supernova que todavía hoy hay en la zona de la explosión. Mientras que los datos del VLT se usaron para “caracterizar estrellas, determinar su distancia y su velocidad radial respecto al Sol”. Además, este telescopio terrestre ha sido de gran ayuda ya que las estrellas que se sitúan en la zona de la SN 1604 sólo son accesibles desde el hemisferio sur con un telescopio de gran diámetro , es decir, era una misión especialmente diseñada para el VLT.

Las supernovas, que son explosiones estelares de astros que han llegado al final de su vida, pueden ser observadas a simple vista desde la Tierra. Aunque se dan pocos casos, uno de estos es justamente la estrella de Kepler, la SN 1604, que fue observada en 1604 por el astrónomo alemán Johannes Kepler .

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