miércoles, 20 de diciembre de 2017

Caos de órbitas alrededor de una enana roja

Una regata espacial alrededor de GJ436. Los barcos espaciales aparcados en el plano ecuatorial de la estrella esperan a que emerja el planeta peludo por este plano y pillar el “viento” planetario con la ayuda de naves con cometas. Crédito: Denis Bajram – Creative Commons.
En la imaginación colectiva, todos los planetas de un sistema solar giran en círculos alrededor de su estrella en el mismo plano que coincide con el plano del ecuador de la estrella. Además, la estrella gira a su vez y su eje de giro está alineado con los ejes de giro de las órbitas planetarias, dando la impresión de un sistema bien ordenado. Pero la naturaleza es caprichosa, tal como acaba de averiguar un equipo internacional de investigadores: han detectado un sistema planetario cabeza abajo.


GJ436 es una estrella famosa por tener un planeta “peludo” que se evapora como un cometa. En un estudio nuevo, investigadores de la Universidad de Ginebra demuestran que además de su enorme nube de gas, el planeta GJ436b también tiene una órbita muy especial. Es polar: en lugar de girar en el plano ecuatorial de la estrella, el planeta pasa casi justo por encima de los polos estelares.

A diferencia de los planetas del Sistema Solar, cuyas órbitas son casi círculos perfectos, la de GJ436b forma una elipse muy plana, fuertemente excéntrica; esto es, su distancia a la estrella cambia a lo largo de su órbita. “Este planeta se halla bajo fuerzas de marea enorme porque se encuentra increíblemente cerca de su estrella, apenas al 3% de la distancia d ella Tierra al Sol, explica Vincent Bourrier (UNIGE). “La estrella es una enana roja cuya vida es muy larga, las fuerzas de marea que induce deberían de haber convertido en circular la órbita del planeta, ¡pero no es el caso!”.

La existencia de un planeta perturbador desconocido, más masivo y lejano, explicaría por qué GJ436b no está en una órbita circular: “Si esto es cierto, entonces nuestros cálculos indican que no sólo el planeta no seguiría un círculo alrededor de la estrella, como sabemos desde hace 10 años, sino que además debería de encontrarse en una órbita altamente inclinada. ¡Esto es precisamente lo que acabamos de medir!”, explica con entusiasmo Hervé Beust. Los mismos cálculo predicen también que el planeta no ha estado siempre tan cerca de su estrella, sino que podría haberse acercado recientemente (en una escala cósmica).https://observatori.uv.es

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