miércoles, 18 de octubre de 2017

Una cueva de 50 kilómetros descubierta en la Luna serviría como refugio para astronautas

Según los datos obtenidos por la misión Seleneological and Engineering Explorer (SELENE) de la agencia espacial japonesa (JAXA), llamada también sonda lunar Kaguya, en el subsuelo de nuestro satélite existe una enorme cueva de 50 kilómetros que, según los científicos, sería útil para ofrecer protección para futuras bases lunares.

En 2009, la sonda Kaguya encontró un gran pozo con una abertura de unos 50 metros de diámetro y otros 50 de profundidad en el área de Marius Hills. El equipo JAXA analizó los datos obtenidos de una sonda lunar que indicaban la existencia de una estructura subterránea extendida hacia el oeste desde el pozo. Y, en efecto, ahí es donde se encuentra la gigante caverna, que además de sus 50 kilómetros de largo, mide unos 100 metros de ancho, informa el diario japonés Asahi Shimbun.


Los investigadores comfirmaron que esta formación, probablemente creada por la actividad volcánica, no se ha colapsado, y existe la posibilidad de que albergue dentro hielo o agua. Si los futuros exploradores lunares pudieran usar el espacio subterráneo para una base, podría proporcionar refugio contra la radiación cósmica y los cambios drásticos de temperaturas, mientras que el agua o el hielo podrían usarse como combustible, dijo el equipo de JAXA.

Consideran que la luna fue sacudida por la actividad volcánica a gran escala hasta hace aproximadamente mil millones de años y que la caverna fue un tubo formado cuando la lava exterior se enfrió y se endureció mientras la roca derretida dentro permanecía caliente y continuaba fluyendo.

Hace unos días conocíamos, gracias a un artículo publicado en la revista Earth and Planetary Science Letters, que los procesos volcánicos que tuvieron lugar en la Luna hace 3.000-4.000 millones de años le permitieron tener su propia atmósfera. De acuerdo a los resultados de una reciente investigación de la NASA, durante las erupciones una enorme cantidad de gas, que no tuvo tiempo para escapar al espacio, cayó en el satélite de la Tierra. El estudio demuestra que las sustancias volátiles pudieron haber caído en las llamadas trampas frías, unas áreas permanentemente oscurecidas alrededor de los polos lunares. Estas pueden convertirse en una fuente de hielo, que será investigado durante futuras misiones y que quizá también podría servir para abastecer a los cosmonautas con agua y combustible.
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