miércoles, 26 de febrero de 2014

Proponen usar quasares lejanos para comprobar el teorema de Bell

de MIT

Investigadores del MIT han propuesto un experimento que podría cerrar el último resquicio importante en la desigualdad de Bell, un teorema de 50 años de edad que, si es violado por los experimentos, demostraría que nuestro universo no está basado en las leyes de libro de texto de la física clásica, sino en las probabilidades menos tangibles de la mecánica cuántica.

En 1964, el físico John Bell estudió la disparidad aparente entre física clásica y mecánica cuántica, afirmando que si el universo está basado en la física clásica, la medida de una partícula entrelazada no debería de afectar a la medida de la otra entrelazada con ella, lo que supone un límite a la correlación entre partículas. Bell diseñó una fórmula de esto, y presentó escenarios que violaban esta fórmula, siguiendo en cambio las predicciones de la mecánica cuántica.


Ahora, David Kaiser y Andrew Friedman del MIT, y Jason Gallicchio de la Universidad de Chicago, han propuesto un experimento para comprobar si el entrelazamiento es debido a que las características del detector de partículas "conspiran" con los sucesos en el pasado causal común de los propios detectores para determinar qué propiedades de la partícula medirán - un escenario que implicaría que un físico realizando un experimento no tiene libre albedrío completo para elegir cada parámetro del detector. Un escenario así resultaría en medidas sesgadas, sugiriendo que dos partículas están correlacionadas más de lo que lo están realmente, dando más peso a la mecánica cuántica que la física clásica.

La idea ahora es usar dos quasares que están en posiciones opuestas del cielo suficientemente lejos una de otra, que deberían de haber estado fuera de un contacto causal desde el Big Bang, hace unos 14 mil millones de años, con ninguna posibilidad de que un tercer elemento los pusiera en comunicación desde el principio del Universo.

El experimento emplearía un generador de partículas, como un átomo radiactivo que escupe parejas de partículas entrelazadas. Un detector mide una propiedad de la partícula A, mientras que otro detector hace lo mismo para la partícula B. Una fracción de segundo después de que las partículas hayan sido generadas, pero antes de que los detectores sean preparados, los científicos usarán observaciones con telescopio de quasares lejanos para determinar qué propiedades medirá cada detector en su respectiva partícula. En otras palabras, el quasar A determinará los parámetros para detectar la partícula A y el B determinará los del detector de la partícula B.

Los investigadores razonan que dado que los parámetros de cada detector son determinados por fuentes que no han tenido comunicación o historia compartida desde el principio del universo, sería virtualmente imposible que estos detectores conspiren para proporcionar una medida sesgada.http://observatori.uv.es/

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