martes, 28 de mayo de 2013

Un cometa virgen podría dar pistas de la formación del Sistema Solar

Un equipo de investigadores, liderado por el científico estadounidense David Rabinowitz, han detectado que el cometa 2010 WG9, que está camino de la Tierra, mantiene intacta su superficie helada, una característica que permitirá a los expertos descubrir nuevos datos sobra la formación del Sistema Solar.

Según ha indicado el experto, esta roca ha sido expulsada de la Nube de Oort, la 'cáscara' que rodea el Sistema Solar, a un año luz del Sol, y cuya existencia es hipotética, es decir, nunca ha sido observada.


Las teorías han determinado que Oort se formó como remanente del disco protoplanetario que se formó alrededor del Sol hace 4.600 millones de años. La hipótesis más aceptada es que los objetos de la nube se formaron muy cerca del Sol, en el mismo proceso en el que se crearon los planetas y los asteroides, pero las interacciones gravitatorias con los jóvenes planetas gaseosos como Júpiter y Saturno expulsaron estos objetos hacia largas órbitas elípticas o parabólicas.

Esta es la razón por la que Rabinowitz ha destacado la importancia de estudiar a 2010 WG9. A su juicio, se podría verificar que la Nube de Oort es un remanente del Sistema Solar. "Este es uno de los santos griales de ciencia planetaria", ha explicado, para añadir que esta podría ser una "oportunidad única para observar un planetesimal inalterado sobrante de la época de la formación del Sistema Solar".

El científico ha destacado que la observación de los cometas "es muy difícil", ya que están rodeados de brillantes nubes de polvo y gas. También están cerca del Sol, lo que significa que sus hielos se evaporan y su superficie original no se conserva. Pero 2010 WG9 ha conservador su superficie, no está cubierto por el polvo o gas, ya que ha pasado la mayor parte de su vida distanciado del Sol. De hecho, Rabinowitz ha indicado que "nunca se acercará a una distancia del Sol menor de la de Urano".

El cometa fue descubierto hace tres años por astrónomos de la Universidad de Yale, que observaron el objeto durante más de dos años, tomando imágenes de diferentes filtros.

Gracias a dichas observaciones se ha comprobado que la superficie de 2010 WG9 sufre variaciones de color similares a las que pueden verse en la de Plutón, y este tiene parches de hielo de metano. A diferencia del planeta enano, 2010 WG9 es pequeño (100 metros de diámetro) y no puede aferrarse a su hielo de metano. Según los expertos, es posible que parte de la superficie esté recién expuesta después de un impacto.

Para Rabinowitz el siguiente paso es observar 2010 WG9 con telescopios más grandes -y quizás el Telescopio Espacial Hubble- con el fin de medir mejor la variación de color. "Las futuras observaciones nos ayudarán a entender más la nube de Oort, de la que se sabe muy poco, y cuántos objetos hay en ella", ha concluido. http://www.europapress.es/

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