En esta ilustración de Mercurio puede verse la forma de la magnetosfera de Mercurio, así como la temperatura alrededor del planeta y los diferentes tipos de terrenos de la superficie. Crédito: ESA. |
El flujo de material magnético por el interior de un planeta crea un campo magnético global. En Mercurio y la Tierra, las corrientes de metal líquido en los núcleos de estos planetas inducen sus campos magnéticos. El viento solar azota a los planetas con radiación y causa subtormentas magnéticas, que en la Tierra son las auroras. Las estelas o colas magnéticas se forman cuando la intensa presión de la radiación del viento solar “empuja” el campo magnético de un planeta. Las colas se forman en la cara nocturna del planeta, en dirección contraria a la del Sol.
El campo magnético de Mercurio es 100 veces más débil que el de la Tierra, por lo que los científicos de la misión MESSENGER se sorprendieron al detectar señales de electrones energéticos en la estela magnética del planeta.
Un nuevo estudio basado en simulaciones y diversos cálculos ha demostrado que durante la reconexión magnética (la reordenación de las líneas del campo magnético que produce la emisión de energía cinética y térmica) genera plasmoides (estructuras magnéticas que contienen gas muy caliente y electrificado llamado plasma). Estos plasmoides aceleran los electrones de alta energía. Los resultados de la simulación vienen respaldados por las medidas de MESSENGER de distintas especies de plasmoides y de la reconexión de plasmoides en la estela magnética de Mercurio.https://observatori.uv.es
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