martes, 24 de abril de 2018
¿Qué tienen en común las cubiertas de nubes de Urano con los huevos podridos?
Los astrónomos habían discutido durante mucho tiempo acerca de la composición de las nubes de Urano y si predominaba el sulfuro de hidrógeno o el amoníaco, pero carecían de las pruebas definitivas que decidieran la cuestión. “Ahora gracias a las mejoras en los datos de líneas de absorción del sulfuro de hidrógeno y a los maravillosos espectros de Gemini, tenemos la huella con la que pillar al culpable”, comenta Patrick Irwin (Universidad de Oxford).
La detección de sulfuro de hidrógeno en la cubierta de nubes de Urano (y presumiblemente en Neptuno) contrasta radicalmente con los planetas de gas interiores, Júpiter y Saturno, en los que no se aprecia sulfuro de hidrógeno por encima de las nubes sino amoníaco. La mayor parte de las nubes altas de Júpiter y Saturno están compuestas por hielo de amoníaco, pero no parece que sea ése el caso de Urano. Estas diferencias en la composición atmosférica arrojan luz sobre preguntas relacionadas con la formación e historia del planeta.
Leigh Fletcher (Universidad de Leicester) señala que las diferencias entre las cubiertas de nubes de los gigantes de gas (Júpiter y Saturno) y los gigantes de hielo (Urano y Neptuno) fueron impresas probablemente durante el nacimiento de estos mundos. “Durante la formación de nuestro Sistema Solar el equilibrio entre el nitrógeno y el azufre (y por tanto entre el amoníaco y el sulfuro de hidrógeno) quedó determinado por la temperatura y ubicación de la formación de los planetas”.https://observatori.uv.es
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