Entender cómo la Luna ha obtenido sus misteriosos patrones de luz y oscuridad en más de 100 lugares de su superficie, un fenómeno llamado 'tatuajes', puede lograrse con una misión de dos microsatélites de la NASA con forma de cubo y conectados por un cable de 170 kilómetros de largo.
Esos microsatélites, bautizados como cubeSats, serán un objetivo del programa PSDS3 (Planetary Science Deep Space SmallSat Studies); así, la NASA recientemente seleccionó un equipo en el Goddard Space Flight Center (Greenbelt, EE UU) para desarrollar dicha misión.
El estudio previo de la misión, llamado BOLAS (Bi-sat Observations of the Lunar Atmosphere above Swirls), estará dirigido por el investigador Timothy Stubbs y podría conducir a la primera misión planetaria CubeSat.
"Es un concepto emocionante y creo que es innovador. Los satélites enlazados por un cable son un acercamiento muy natural para progresar en la ciencia lunar", ha afirmado Michael Collier, responsable del BOLAS tras haber estudiado otras misiones que reunieron mediciones lunares desde 2015.
La misión CubeSat involucraría a dos satélites de 12 unidades individuales que medirían solo 10 centímetros de lado. Una vez que el par alcanzase una órbita de bajo mantenimiento y casi estable alrededor de 90 kilómetros por encima de la superficie lunar, ambos se separarían. El satélite superior escalaría 180 kilómetros por encima de la superficie; mientras que el gemelo inferior, casi idéntico, se hundiría a una altitud de unos 10 kilómetros por encima de la superficie.
"La tensión en el cable mantiene a los cubeSats en alineación vertical mientras orbitan", ha señalado Stubbs. "La configuración, con el centro de masa en una órbita cuasi-estable, debería permitir al CubeSat inferior volar durante largos periodos a bajas altitudes", ha agregado.
Sin un sistema de cable, una misión comparable de baja altitud necesitaría cantidades prohibitivas de combustible para mantener su órbita. Esto se debe a las grandes concentraciones de masa que acechan en la superficie lunar. Cambian el campo de gravedad y pueden tirar de la nave espacial o empujarla hacia fuera de su curso, condenando la misión al fracaso.
"Para los objetos planetarios que carecen de una atmósfera, elcable es un acercamiento innovador al desafío técnico de mediciones de la baja altitud usando un mínimo propulsor", ha comentado Collier, agregando que un cubeSat no podría llevar la cantidad de combustible requerida para efectuar maniobras de mantenimiento de órbita.
Para los científicos que tratan de entender mejor el extraño ambiente sin aire de la Luna, mejor será cuanto más bajo puedan desplegar cubeSats. Equipados con un conjunto casi idéntico de instrumentos miniaturizados, incluidos espectrómetros y imágenes ya avanzados por los coinvestigadores y colaboradores de BOLAS, los satélites gemelos caracterizarían el ciclo del hidrógeno lunar desde una altitud baja y alta.
Lunar IceCube
"Hay mucha ciencia que puedes hacer con esta ‘suite’ de instrumentos", ha dicho Stubbs antes de añadir que el equipo aprovecharía los subsistemas desarrollados por la Universidad Estatal de Morehead de Kentucky, que lidera la misión Lunar IceCube de la NASA. Lunar IceCube buscará volátiles lunares y agua durante sus seis meses en órbita lunar.
Durante el año propuesto, los instrumentos BOLAS caracterizarían los mecanismos de implantación del hidrógeno en la superficie de la Luna, así como su dependencia de la composición de la Luna, regolito, topografía local, condiciones plasmáticas, tiempo del día, y campos magnéticos dentro de la corteza.
Uno de los objetivos principales de la misión es comprender la formación de remolinos y 'tatuajes' lunares, así como el papel que las anomalías magnéticas y la meteorización espacial podrían desempeñar en su creación. Las observaciones indican que los remolinos aparecen donde antiguos trozos de campo magnético están incrustados en la corteza lunar.
También muestran que las áreas brillantes parecen estar menos desgastadas que sus alrededores. Varios fenómenos pueden provocar que el material expuesto al espacio cambie físicamente y químicamente, dando como resultado un oscurecimiento con el tiempo, incluyendo el viento solar y los impactos de los micrometeoritos.
Esas pistas han conducido a tres teorías prominentes sobre su formación. Una teoría sugiere que los remolinos y los campos magnéticos se formaron a partir de penachos de material eyectados por impactos de cometas. Otra hipótesis indica que cuando el bombardeo micrometeorótico despliega las partículas de polvo fino de la Luna, un campo magnético existente sobre los remolinos los clasifica de acuerdo con su susceptibilidad al magnetismo, formando patrones claros y oscuros con diferentes composiciones.
Y otra teoría postula que, dado que las partículas del viento solar están cargadas eléctricamente, responden a las fuerzas magnéticas. Quizás el campo magnético proteja la superficie de la intemperie por el viento solar. Observaciones del LRO de la NASA dan credibilidad a la hipótesis del escudo magnético, dicen los científicos. Sin embargo, nadie está descartando nada todavía.
Hasta que los científicos lancen una misión capaz de realizar mediciones globales cercanas al suelo, Collier ha comentado que "una respuesta definitiva no es probable". Sin embargo, la misión BOLAS podría proporcionar los datos que la comunidad científica necesita. "Esto podría ser un cambio de paradigma. Todas las indicaciones muestran que esta misión puede hacerse con la tecnología existente", ha subrayado Collier.http://www.eldiariomontanes.es
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