Naomi Murdoch y Ben Rozītis en gravedad cero junto con el experimento (Crédito: A. Le Floc'h, ESA). |
Los resultados de un experimento de microgravedad sugieren que los escombros y el polvo que cubren asteroides y cometas pueden sentir cambios en cadenas de fuerzas entre partículas a distancias mucho mayores que la de la Tierra, haciendo que estas superficies sean menos estables de lo imaginado previamente.
"Vemos ejemplos de cadenas de fuerzas por todas partes. Cuando coges una naranja de una pila en el supermercado, algunas salen con facilidad pero otras hacen caer la pila completa. Las naranjas que soportaban el peso formaban parte de una cadena de fuerzas en la pila", afirma la Dra Naomi Murdoch, investigadora del Institut Supérieur de l'Aéronautique et de l'Espace de Toulouse. "Un aspecto importante de estas cadenas es que proporcionan al material granular una "memoria" de las fuerzas a las que ha sido expuesto. Invirtiendo la dirección de una fuerza se puede romper de manera efectiva la cadena, haciendo que la pila sea menos estable".
"Muchos asteroides pequeños se piensa que son de naturaleza completamente granular - pilas de roca y gravilla unidas por la gravedad. Comprender la física de materiales granulares es importante para interpretar imágenes de naves espaciales de estos cuerpos pequeños, para comprender su evolución, y también para diseñar misiones espaciales que interaccionarán con sus superficies granulares", comenta Murdoch.
En sus órbitas, los cometas y asteroides pueden experimentar fuerzas en una dirección concreta durante largos periodos de tiempo, por ejemplo durante el encuentro con un planeta o debido a la rotación del cuerpo. Este estudio sugiere que un suceso como un impacto de meteorito o el aterrizaje de una nave espacial puede tener efectos de muy larga distancia en la estabilidad del regolito.http://observatori.uv.es
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