En órbita a 500 km por encima de la Tierra, el telescopio de gran área de Fermi recolecta fotones de rayos gamma emitidos por púlsares de milisegundos. A medida que viajan por la Vía Láctea, encuentran un mar de ondas gravitacionales de baja frecuencia que provocan que cada fotón llegue un poco antes o un poco después de lo esperado. Crédito: Daniëlle Futselaar/MPIfR (artsource.nl).
Los agujeros negros supermasivos en proceso de unión en el interior de galaxias que están fusionándose llena el Universo de ondas gravitacionales de baja frecuencia. Los astrónomos han estado buscando estas ondas usando grandes radiotelescopios para detectar los sutiles efectos que estas ondulaciones del espacio-tiempo tienen sobre las ondas de radio emitidas por púlsares de nuestra Galaxia. Los púlsares giran con una regularidad extrema y los astrónomos saben exactamente cuándo esperar cada pulso. Pero el mar de ondas gravitacionales altera sutilmente el momento en el que los pulsos llegan a la Tierra y la monitorización precisa de muchos púlsares por el cielo puede desvelar su presencia.
Ahora, un equipo internacional de científicos ha demostrado que la luz de alta energía recolectada por el telescopio espacial de rayos gamma Fermi de la NASA puede ser utilizada también para esta búsqueda.
Los resultados de su estudio indican que utilizar rayos gamma en lugar de ondas de radio proporciona una imagen más clara de los púlsares y aporta un modo independiente y complementario de detectar ondas gravitacionales.https://observatori.uv.es/a-la-caza-del-fondo-de-ondas-gravitacionales/
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