miércoles, 7 de junio de 2017

Pequeñas fulguraciones pueden poner en peligro la habitabilidad en los planetas en órbita alrededor de estrellas enanas rojas

Esta ilustración muestra una estrella enana roja que tiene un hipotético planeta en órbita. Las enanas rojas tienden a ser activas magnéticamente, mostrando prominencias en arco gigantescas y gran número de manchas solares oscuras. También producen intensas fulguraciones que podrían destruir con el tiempo la atmósfera de un planeta cercano o hacer la superficie inhabitable para la vida tal como la conocemos. Crédito: NASA, ESA, y G. Bacon (STScI).
Un nuevo estudio de observaciones de archivo pertenecientes a la misión espacial GALEX (Galaxy Evolution Explorer) ha encontrado docenas de fulguraciones en estrellas enanas rojas. Algunas son más débiles de lo que se había detectado hasta la fecha. Pero dado que las fulguraciones más pequeñas tienden a producirse con mayor frecuencia, estas fulguraciones diminutas podrían tener grandes consecuencias para la habitabilidad planetaria.

Las estrellas enanas frías son objetivos calientes en la caza de exoplanetas. El descubrimiento de planetas en las zonas habitables de los sistemas de TRAPPIST-1 y LHS 1140, por ejemplo, sugiere que los mundos del tamaño de la Tierra podrían girar alrededor de miles de millones de estrellas enanas rojas, el tipo de estrella más común en nuestra galaxia. Pero, igual que nuestro Sol, muchas de estas estrellas entran en erupción produciendo fulguraciones intensas, que podrían poner en peligro la existencia de vida en los planetas de su zona habitable.


“Hemos hallado fulguraciones de estrellas enanas en todo el intervalo en el que esperábamos que GALEX fuera sensible, desde diminutas fulguraciones bebé que duran pocos segundos a fulguraciones monstruosas que hacen que la estrella sea cientos de veces más brillante durante unos pocos minutos”, explica Chase Million (State College). Las fulguraciones detectadas por GALEX son similares en intensidad a las producidas por nuestro propio Sol. Sin embargo, como un planeta tendría que estar en órbita mucho más cerca de una estrella enana roja, fría, para mantener una temperatura adecuada para la vida tal como la conocemos, dichos planetas se verían sometidos a más energía de las fulguraciones que la Tierra.

Las fulguraciones grandes pueden arrancar la atmósfera a un planeta. La intensa luz ultravioleta de las fulguraciones que penetra hasta la superficie un planeta puede dañar organismos o impedir que aparezca la vida. Actualmente Rachel Osten (STScI) y Clara Brasseur (STScI) están examinando estrellas observadas tanto por GALEX como por la misión Kepler en busca de fulguraciones similares. Esperan hallar cientos de miles de fulguraciones escondidas en los datos de GALEX.
https://observatori.uv.es/

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