viernes, 28 de octubre de 2016

Explican la formación del cráter anillado de la Luna

La Cuenca Oriental de la Luna está rodeada por claras estructuras anulares. La imagen muestra el mapa gravitatorio de la cuenca (rojo indica exceso de masa, azul india déficit de masa) que los científicos utilizan para reconstruir la formación de la cuenca y de sus anillos. Crédito: Ernest Wright, NASA/GSFC Scientific Visualization Studio.
La Cuenca Oriental (Mare Orientale) de la Luna es el arquetipo de las cuencas con anillos múltiples que se han encontrado por todo el Sistema Solar. Ahora un equipo de científicos, utilizando datos de la misión Gravity Recovery and Interior Laboratory (GRAIL) de NASA, ha arrojado nueva luz sobre la formación de esta estructura con forma de enorme diana de la Luna. Sus descubrimientos permitirán a los científicos comprender mejor cómo influyeron estos impactos gigantes en la evolución de la Luna, Marte y la Tierra.


Formada hace unos 3800 millones de años, la Cuenca Oriental está situada en el borde suroeste de la cara visible de la Luna y es apenas visible desde la Tierra. Las estructuras más prominentes de la cuenca son tres anillos concéntricos de roca, de los cuales el más exterior tiene un diámetro de más de 900 km.

Los científicos han debatido durante años acerca de cómo se formaron estos anillos. Gracias a los pasos sobre de la cuenca realizados por las naves gemelas de la misión GRAIL en 2012, los científicos piensan que finalmente lo han averiguado. Los datos de GRAIL revelan detalles nuevos acerca de la estructura del interior de Oriental. Los científicos usaron esa información para calibrar un modelo por computadora que, por primera vez, fue capaz de reproducir la formación de los anillos.

Uno de los misterios clave era la posición y tamaño del cráter transitorio de Oriental, la depresión inicial creada cuando el objeto que impactó expulsó material de la superficie. En los impactos pequeños queda el cráter inicial. Pero cuando se producen colisiones mayores, el rebote de la superficie tras el impacto puede borrar, a veces, cualquier rastro del punto de impacto inicial. La señal de gravedad de GRAIL sugiere que el cráter transitorio se encontraba en algún punto entre sus dos anillos interiores, y que medía entre 300 y 500 km de diámetro. Cualquier resto reconocible en la superficie de ese cráter fue borrado por el resultado de la colisión.http://observatori.uv.es/

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