El pasado mes de agosto, un fallo en el despegue a bordo de un cohete VS09 Soyuz-Fregat desde la Guayana francesa dejó los dos primeros satélites completamente operativos de la constelación Galileo, el sistema de navegación con el que Europa pretende abandonar la dependencia del GPS estadounidense a partir de 2020, en una órbita equivocada, elíptica y hasta 9.800 km más baja de lo esperado. Desde entonces, la Agencia Espacial Europea (ESA), impulsora del programa, ha trabajado para recuperar los artefactos. Sus esfuerzos han comenzado a dar los primeros frutos.
Uno de los satélites Galileo «desorientados» (el quinto dentro del sistema) ha podido ser trasladado a una nueva órbita y transmitió su primera señal de navegación el pasado 29 de noviembre. En esta nueva posición, aunque no es la planificada en un primer momento, la ESA cree que el ingenio está en el mejor lugar posible dadas las circunstancias para llevar a cabo su misión original.
Tras descubrir que los satélites se encontraban en una órbita incorrecta, el equipo conjunto de la ESA y la Agencia Espacial Francesa (CNES) los estabilizó orientándolos hacia el Sol con ayuda de sus giróscopos y de los sensores solares, pero esta configuración no permitía utilizar las cargas útiles de navegación de forma consistente.
Hacía falta mover los satélites a una nueva órbita mejorada. Los técnicos realizaron once maniobras a lo largo de 17 días que empujaban gradualmente el quinto satélite hacia arriba cuando se encontraba en el punto más bajo de su trayectoria. Como resultado, su perigeo se ha elevado más de 3.500 kilómetros y su órbita se ha vuelto más circular.
Menos radiación
La nueva trayectoria, que también ha reducido significativamente la exposición del satélite a la radiación, lo que ayudará a preservar su fiabilidad a largo plazo, permite utilizar de forma continua el sensor de Tierra del quinto satélite, manteniendo su antena principal orientada hacia nuestro planeta y haciendo posible encender su carga útil de navegación.
El satélite sobrevolará un mismo punto del planeta cada 20 días, lo que es compatible con el patrón de 10 días que seguirá el resto de la constelación europea de navegación. Los técnicos mantienen una «minuciosa campaña de pruebas» para evaluar las prestaciones del satélite. Su compañero «despistado», el sexto satélite operativo, espera ahora su recuperación.http://www.abc.es/ciencia
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