Menos de dos años después de que el rover Curiosity, de 1 tonelada de peso, aterrizara suavemente sobre la superficie de Marte, la NASA ha comenzado a desarrollar unos paracaídas gigantes con el fin de que sean aparatos del tamaño de una nave espacial o una cápsula tripulada los que puedan finalizar su viaje sobre el planeta rojo.
Se trata de unos paracaídas supersónicos, ligeros y "deceleradores", con forma de un platillo hinchable, que permite que se ralentice el descenso de un equipo pesado a través de la delgada atmósfera marciana. La NASA apunta a que podría cargar hasta 15 toneladas.
Hasta la fecha, las sondas espaciales utilizan paracaídas diseñados en la década de 1970 para descender en Marte y, aunque han funcionado bien, los objetos que la NASA envía al planeta rojo son cada vez más grandes y pesados. "Pensamos que la combinación de tecnologías permitirá crecer hacia cargas útiles considerablemente más grandes que las que se transportan ahora", ha indicado el investigador de la NASA Ian Clark.
Esta tecnología, a la que han llamado Desacelerador Supersónico de Baja Densidad (LDSD), también podrá utilizarse para cargas útiles en otros cuerpos de la tierra con atmósferas, incluida la Tierra, según ha explicado la agencia espacial estadounidense.
El paracaídas usado es tan grande que no cabe en los túneles de viento que la agencia suele usar para los ensayos. Así, la nueva tecnología será ensayada al aire libre, en Hawaii, donde se crearán unas condiciones parecidas al aterrizaje con la velocidad supersónica de la atmósfera marciana. Serán a partir de junio de este año. En cuanto a su uso, apuntan hacia 2018.http://www.europapress.es/ciencia
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