Un estudio llevado a cabo por científicos británicos ha determinado que los cráteres de impacto provocados por asteroides o cometas en un planeta pueden ser "hábitats" de vida.
"Si el impacto no es lo suficientemente fuerte como para diezmar a los habitantes de un planeta, el cráter puede ser un buen lugar para que prospere la vida", indica el trabajo, hecho público en el Congreso Europeo de Ciencia Planetaria.
El autor principal, Iain Gilmour, ha indicado que un área de hielo o rica en agua que es víctima de un impacto, es protagonista de una combinación de calor y agua subterránea que crea lo que se conoce como sistema hidrotermal. En estas altas temperaturas --generadas por el impacto-- se crean muchos compuestos orgánicos complejos, que podrían ser moléculas precursoras para la vida.
Para el experto, esta combinación podría crear los ingredientes necesarios para la vida tal como de conoce actualmente, por lo que los hábitats de impacto son "un candidato potencial para el lugar de nacimiento de la vida en la Tierra".
En este sentido, ha añadido que, para que un hábitat propicio para la vida se forme dentro de un cráter debe tener un constante de suministro de agua y nutrientes. "La vida útil del sistema hidrotermal también es crucial, ya que el calor del impacto con el tiempo se desvanece en su entorno", ha apuntado durante la conferencia.
"Medir el tiempo de enfriamiento de un antiguo cráter puede arrojar luz sobre la importancia de este tipo de 'residencia' en los orígenes de la vida, y también investigar cómo un cráter puede proporcionar un lugar habitable para la vida de microbios en otros planetas", ha añadido.
La investigación de Gilmour se ha llevado a cabo en un cráter en Ucrania. Allí, junto a su equipo de investigadores, el científico calculó la escala de tiempo de calentamiento del cráter. Se trata de una zona de impacto de 15 kilómetros de ancho que se creó hace unos 65 millones de años, y es anterior al cráter Chicxulub --el creado por el asteroide que acabó con los dinosaurios-- por unos pocos miles de años. En su interior tiene un lago.
Ya en 2008, Gilmour perforó un pozo de 596 metros de profundidad para coger muestras de los sedimentos del lago y encontraron que el registro sedimentario post-impacto en este cráter estaba bien conservado, lo que ha permitido ahora a los científicos reconstruir la historia térmica del cráter.
TOMANDO LA TEMPERATURA DEL CRÁTER
Para ello existen diferentes técnicas. Uno de los métodos utilizados por los científicos es usar moléculas conocidas como isómeros, que tienen la misma fórmula química pero diferentes estructuras. Ciertos tipos de isómeros son sensibles al calor, y el nivel de los isómeros se agotan a una cierta velocidad cuando están en la vecindad de una fuente de calor.
En la parte inferior del núcleo del cráter Boltysh, los niveles de dos isómeros diferentes caen significativamente. La degradación térmica de los isómeros se puede medir experimentalmente, por lo que se sabe que la temperatura del lago estaba entre 75 a 250 grados centígrados durante un tiempo después del impacto.
Como los isómeros sólo se agotan a unos pocos metros del núcleo por encima del lugar del impacto, es posible colocar un límite en la duración de calentamiento. Sin embargo, los isómeros no pueden revelar la fuente de calor, por lo que se utilizó otra técnica experimental para caracterizar el calentamiento posterior al impacto.
Esta técnica involucró la medición de la composición de ciertos isótopos dentro de carbonatos en los sedimentos. Los isótopos de un mismo elemento tienen el mismo número de protones y electrones, pero diferente número de neutrones. Mientras que los diferentes isótopos pueden someterse a las mismas reacciones químicas, la tasa de reacciones será más rápido para algunos isótopos. Por ejemplo, la evaporación se agota en isótopos más pesados, mientras que enriquece los más ligeros.
La evaporación de un lago es fuertemente dependiente de la cantidad de tiempo que toma para que el agua fluya dentro y fuera del lago, y este "tiempo de lavado" se registra por los isótopos en los sedimentos del lago. El tiempo de lavado se verá alterado por el agua subterránea, calentada por el impacto, burbujeando a través de fisuras en el lago. Las composiciones isotópicas del cráter Boltysh se pueden utilizar, por lo tanto, para estimar el tiempo de calentamiento y ver cuánto tiempo interactuó el agua del lago con el agua subterránea hidrotermal.
Los sedimentos también contienen trazas de vegetación, y los cambios en la vegetación con el tiempo se pueden vincular a los cambios en el medio ambiente.http://www.europapress.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario