jueves, 9 de abril de 2020
La fusión de dos galaxias genera la versión juvenil de un blázar, uno de los objetos más energéticos conocidos
“Las galaxias activas que presentan chorros son, generalmente, grandes y viejas galaxias elípticas. Y, según los modelos, estas se forman por la fusión de dos o más galaxias menores, de modo que se asume que estas fusiones son las responsables de la activación de los chorros –apunta Rubén García-Benito, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) que participa en el hallazgo–. De hecho, una colisión es un método muy eficaz para transportar grandes masas de gas hacia el centro de las galaxias, lo que alimenta el agujero negro supermasivo y puede producir la emergencia del chorro».
Y el grupo de investigadores ha hallado, precisamente y por primera vez, un ejemplo de ese escenario: una pareja de galaxias espirales jóvenes en pleno proceso de fusión, que muestran sendos agujeros negros supermasivos en sus núcleos. Uno de ellos (el más masivo) presenta un chorro muy joven, con una edad estimada inferior a quince mil años, cuya existencia puede atribuirse a la interacción entre las galaxias, que comenzó hace como mínimo quinientos millones de años.
“Vemos el chorro de frente, de modo que hemos hallado el precursor de un blázar. En la terminología científica, estas jóvenes galaxias espirales que albergan chorros se denominan galaxias Seyfert 1 de línea estrecha emisoras de rayos gamma (g-NLSy1). Como analogía podemos pensar que, si un blázar es un adulto, un g-NLSy1 sería un niño”, señala Enrique Pérez Jiménez, investigador del IAA-CSIC que participa en el trabajo.https://observatori.uv.es/la-fusion-de-dos-galaxias-genera-la-version-juvenil-de-un-blazar-uno-de-los-objetos-mas-energeticos-conocidos/
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