Una de las preguntas que más veces se le suele hacer a los científicos de la NASA es por qué es importante viajar al espacio. O, dicho de otro modo, qué sentido tiene hacer inversiones multimillonarias en explorar los confines del Sistema Solar si en la Tierra hay problemas más apremiantes. Este jueves, William H. Gerstenmaier, administrador asociado para la Exploración y Operaciones Tripuladas de la agencia espacial, viajó a Madrid para responder a ese interrogante, una vez más.
Lo hizo con motivo del cincuenta aniversario dela inauguración del «Madrid Deep Space Communication Complex», el centro de comunicaciones con el espacio profundo de Robledo de Chavela (Madrid), que trabaja con la NASA. Esta fecha fue aprovechada por la Obra Social La Caixa y por la Embajada de Estados Unidos en España para organizar un encuentro en el que dar a conocer los desafíos que plantea la exploración espacialy la llegada del hombre a Marte alrededor de 2030.
«No sé si vamos a poder conseguirlo, aún hay mucho que hacer», reconoció Gerstenmaier en un encuentro con periodistas. Allí explicó que, a la espera de que se decida si se prorroga el trabajo en la Estación Espacial Internacional (ISS), que finalizará en 2020 o en 2024, y de cuya tripulación es responsable en parte, la agencia tiene previsto «romper el cordón umbilical con la Tierra en la década de 2020 a 2030». Lo que, dicho de otra forma, significa que los exploradores espaciales se centrarán en desarrollar sistemas que permitan a las tripulaciones ser más autónomas.
Tal y como afirmó Gerstenmaier, esto es crucial si se quiere llegar al Planeta Rojo, ya que «mientras un tripulante de la ISS puede tardar dos o tres horas en volver a la Tierra si hay un problema, desde Marte tardaría meses o años. Además, las señales de radio tardan unos 15 minutos en ir y otros 15 en volver».
Esa deseada autonomía pasa en primer término por poner a punto la próxima generación de naves suborbitales para transporte de mercancías y tripulaciones. También será necesario llevar a cabo nuevas misiones en la «zona experimental», una región del espacio situada entre la órbita terrestre y la Luna, para implementar el «hardware» y los protocolos que harían falta para ir a Marte.
Llevar robots o humanos
Pero Gerstenmaier recordó que la NASA tiene aún muchos frentes abiertos. En primer lugar, debe definir la duración de su misión y las metas de la tripulación una vez que llegue al Planeta Rojo. En este cometido parece evidente que los sistemas automatizados tendrán un gran papel, si bien el científico señaló que hay quienes incluso consideran que no habría que enviar tripulaciones a Marte: «Hay un debate muy importante en torno a si debemos llevar humanos o robots en su lugar», apuntó. «Yo creo que las personas marcan una gran diferencia, para nosotros seríairremplazable saber qué sensaciones o experiencias tiene un humano en el planeta», agregó.
Sea como sea, la tarea está lejos de ser sencilla: «Creemos que necesitaremos enviar 20 o 25 estructuras antes de poder mandar a una tripulación. No tenemos generadores de oxígeno lo bastante fiables y aún hay que resolver los problemas psicológicos que supone el aislamiento de las tripulaciones tanto tiempo. Mientras los tripulantes de la ISS pueden navegar por internet, las comunicaciones con Marte serían lentas», enumeró.
Además, en un viaje que puede durar tres y cuatro años, surge el gran problema de las provisiones: «No podemos empaquetar todo lo que necesitaríamos. Hay que desarrollar sistemas de cultivo–siguiendo el camino marcado por el experimento de las lechugas que se cultivaron en el espacio–y comprobar que no produzcan demasiado oxígeno o acaben contaminadas». Por otro lado, el responsable de la NASA recordó que harían falta suplementos vitamínicos y fármacos de mayor duración de los disponibles ahora.
¿Para qué se va al espacio?
Además, tuvo tiempo para para contestar a la «temida» pregunta de para qué sirve la exploración espacial: «Es importante enfrentarse a nuevos desafíos, conseguir cosas que no habíamos hecho hasta ahora–lleva en la NASA desde 1977 y reconoce que ahora son capaces de retos que antes no habrían imaginado–». Por último, recordó beneficios más tangibles, como los avances médicos en desgaste de huesos o el desarrollo de internet o del GPS. «El comienzo de internet se lo debemos a la misión que nos llevó a la Luna», remachó.
Madrid, crucial en la misión tripulada
El Centro de Comunicaciones de la Red del Espacio Profundo de la NASA (MDSCC), situado en la localidad madrileña de Robledo de Chavela, cumplió 50 años de funcionamiento este 16 de septiembre, y lo celebró con la colocación de la primera piedra de un conjunto de nuevas antenas que mejorarán la capacidad de seguimiento de las naves que el ser humano envía al espacio.
Por este motivo, recibió la visita de William H. Gerstenmaier, administrador asociado para la Exploración y Operaciones Tripuladas de la agencia espacial, quien destacó el papel de la localidad en el futuro: «Madrid va a ser crucial en la misión tripulada a Marte, porque tiene la mejor ventana de visión de este planeta», explicó el científico durante el encuentro que organizó ayer la Obra Social La Caixa para hablar sobre los próximos desafíos de la exploración espacial.
Al igual que una persona se asoma por una ventana, en las fechas en las que está prevista la misión a Marte las antenas de Robledo estarán alineadas con el Planeta Rojo de forma óptima. Antes de que llegue ese momento, las instalaciones, que ya realizan el seguimiento de las míticas sondas «Voyager 1», que salió del Sistema Solar, y la «New Horizons», que llegó a Plutón, podrán poner a punto sus sistemas en 2018, cuando Marte esté de nuevo en las proximidades de esa ventana.http://www.abc.es/ciencia
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