Un enigma de 40 años sobre los campos magnéticos fantasma en el espacio interplanetario puede haberse resuelto finalmente con nuevos datos de una constelación de 12 satélites cercana a la Tierra.
Una nueva investigación en la revista 'Geophysical Research Letters' encuentra que el polvo fino de rocas espaciales pulverizadas está transportando el viento solar más allá de estas naves, que detectaron la nube de escombros finos como un cambio temporal en el campo magnético local.
Si el descubrimiento es correcto, señala una nueva forma de estudiar la intersección poco comprendida entre los reinos de las cosas muy grandes en nuestro sistema solar, como los asteroides y los planetas, y las partículas más pequeñas. Entre otras cosas, podría ayudar a explicar cómo el Sol y otras estrellas limpian sus hogares interplanetarios.
"Este evento es importante no solo porque ha sido observado por tantos satélites en una ocasión, sino también porque se ha rastreado desde el espacio interplanetario hasta la vaina magnética terrestre", explicó el científico planetario Hairong Lai de la Universidad Sun Yat-Sen, Zhuhai, China, quien es el autor principal del nuevo artículo.
La vaina magnética es el viento solar acumulado creado detrás del arco de choque, la región donde el viento se encuentra con el campo magnético de la Tierra. Ver el evento magnético en ambos entornos espaciales puso a prueba su modelo de polvo.
El misterio comenzó en 1982 cuando una nave espacial en el espacio interplanetario cerca de Venus y equipada con un sensor de campo magnético, llamado magnetómetro, detectó un cambio de 12 horas en el campo magnético local. El cambio del campo magnético fue inexplicable porque no había una causa obvia.
"El magnetómetro detectó que el campo magnético comenzó a aumentar, luego se hizo más y más fuerte, luego cayó y se aplastó", dijo el científico planetario Christopher Russell, de la Universidad de California en Los Ángeles, quien recuerda el evento y es coautor del nuevo estudio. Pensé que era un cometa que pasaba".
En los años posteriores, Russell y otros científicos registraron más eventos magnéticos de este tipo en naves espaciales, que duraron desde unos pocos segundos hasta 12 horas. Él y sus colegas desarrollaron la hipótesis de que fueron causados por nubes de polvo magnetizado que surcaban el viento solar. "Se nos ocurrió la idea de que estos eran conejitos de polvo hechos al chocar rocas en el espacio", dice.
Las colisiones aniquilaron las rocas y dejaron partículas de polvo lo suficientemente pequeñas como para que pudieran ser eliminadas e ionizadas por la radiación ultravioleta del Sol. Una vez que fueron ionizados, lo que significa que se les dio una carga eléctrica, podrían verse afectados por las cargas eléctricas de las partículas mucho más pequeñas, pero mucho más rápidas, que soplan del Sol en el viento solar.
El viento solar podría arrastrar el polvo y ganar velocidad gradualmente, como un surfista que atrapa una ola. Mientras el polvo fuera más lento que el viento solar, las partículas de polvo causarían una abolladura en el campo magnético local, que es lo que los magnetómetros de las naves espaciales detectan al pasar. "Hemos tenido problemas para encontrar evidencia para convencer a todos de que este es el modelo correcto", señala Russell.
Para probar el modelo, Lai buscó registros de datos del magnetómetro satelital para encontrar otros eventos. Lo que encontró fue un evento el 16 de enero de 2018 que fue detectado por una docena de naves espaciales. Pero mejor que eso, la nube de polvo pasó del espacio interplanetario a la vaina magnética de la Tierra, lo cual es mucho más revelador.
Su hipótesis, explicó Lai, es que aguas arriba del arco de choque magnético de la Tierra, el viento solar es más rápido que el polvo y arrastra el polvo más lento junto con él. Corriente abajo del arco de choque, sin embargo, el viento solar se ralentiza y el polvo no. Los roles se invierten y el polvo arrastra el viento solar en la vaina magnética.
Al comparar cómo cambiaron los campos magnéticos en las doce naves espaciales corriente arriba y dentro de la vaina magnética, Lai y sus colegas pudieron probar esa hipótesis. Lo que encontraron fue un patrón de cambios en el campo magnético que coincidía con su hipótesis de polvo ionizado en ambos entornos espaciales.
Además de resolver un misterio, las nuevas observaciones proporcionan información sobre el comportamiento de la materia neutra en el sistema solar, como rocas, asteroides y planetas, y la materia cargada como el plasma, según concluye Russell.https://www.lavanguardia.com/vida/20200210/473424399922/explicacion-a-los-campos-magneticos-fantasma-interplanetarios.html
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