Ilustración de artista de una explosión en el disco de acreción de un joven objeto de masa estelar como S255 NIRS 3. Crédito: Deutsches SOFIA Institut (DSI). |
El nuevo descubrimiento muestra que las explosiones episódicas dentro de lo que se llaman discos de acreción, que se sabe que ocurren durante la formación de estrellas de masa media como nuestro Sol, también se producen en la formación de estrellas muy masivas. "Estas explosiones, que son varios órdenes de magnitud mayores que las de sus hermanas de menor masa, pueden emitir tanta energía como la que produce nuestro Sol a lo largo de 100 000 años", explica el Dr. Alessio Caratti o Garatti (Dublin Institute for Advanced Studies, Irlanda). "Sorprendentemente, los fuegos artificiales se observan, no sólo al final de las vidas de las estrellas masivas, como las supernovas, ¡sino también en su nacimiento!".
Este equipo de astrónomos ha presentado el primer caso claro de que las estrellas masivas pueden formarse a partir de discos de material con grumos, de manera muy parecida a como se forman las estrellas menos masivas. Anteriormente se pensaba que los discos de acreción observados alrededor de estrellas de menos masa no sobrevivirían alrededor de estrellas de mayor masa debido a sus intensa presión de radiación. Por tanto, era necesario buscar otros procesos que explicaran la existencia de las estrellas más masivas, que pueden superar entre 50 y 100 veces la masa de nuestro Sol.
"Cómo logran sobrevivir los discos de acreción alrededor de estas estrellas masivas es todavía un misterio, pero las observaciones espectroscópicas de Gemini muestran las mismas características que vemos en estrellas de menos masa", sigue Caratti o Garatti. "Probablemente las explosiones en el disco de acreción reducen la presión de radiación de la fuente central y permiten que la estrella se forme, pero todavía tenemos mucho que explicar para dar razón de estas observaciones".
La estrella en desarrollo observada en este estudio, S255IR NIRS 3, se encuentra relativamente lejos, a unos 6000 años-luz de distancia, con una masa estimada de unas 20 veces la masa de nuestro Sol. Las observaciones de Gemini revelan que la fuente de la explosión es una enorme concentración de gas, probablemente con el doble de la masa de Júpiter, acelerada a velocidades supersónicas e ingerida por la estrella en formación. Los investigadores estiman que la explosión tuvo comienzo hace 16 meses y según Caratti o Garatti parece que sigue activa, aunque mucho más débil.http://observatori.uv.es/
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