Evitar el impacto de un asteroide contra la Tierra. Este es el principal cometido de la misión espacial europea AIM (Asteroid Impact Mission) en la que participa desde 2015 el profesor del departamento de Física, Ingeniería de Sistemas y Teoría de la Señal de la Universidad de Alicante (UA), Adriano Campo Bagatin, como único investigador español miembro del comité coordinador.
Esta misión, una propuesta de la Agencia Espacial Europea (ESA), conjuntamente con su homóloga estadounidense DART de la NASA, forman la misión conjunta AIDA (Asteroid Impact and Deflection Assessment) que pretende comprobar, en 2022, si la tecnología disponible actualmente es capaz de desviar de su órbita a un asteroide de unos 150 metros de diámetro.
“Ese asteroide –que será solo un banco de pruebas sin ningún peligro para la Tierra– orbita en torno a uno mayor, denominado Didymos, y precisamente esta oportunidad hace que la misión espacial AIM sea algo único, probablemente irrepetible en décadas y de las que hacen historia”, explica el profesor.
El objetivo es el siguiente: AIM se encargará durante al menos un año de analizar a Didymos; luego está previsto que DART choque contra el asteroide menor para ver si es posible desviar su trayectoria y AIM estudiará ese impacto desde una órbita cercana.
Pendiente del apoyo económico
La parte europea de la misión AIM se enfrenta a principios de diciembre a su mayor reto: conseguir el apoyo económico definitivo por parte de los ministerios encargados de los distintos países participantes. En el caso de España, el organismo competente será el recién estrenado Ministerio de Economía, Industria y Competitividad.
“Entre los países de peso en Europa, la actitud de España es importante y muy esperada por distintas razones. Este Gobierno tiene la posibilidad de dar un paso al frente y afirmar claramente que España está donde necesita estar: entre los países que quieren liderar iniciativas científico-tecnológicas ilusionantes como esta. El retorno positivo será económico para las empresas aeroespaciales implicadas y para las instituciones directamente involucradas como la UA, junto a la creación de puestos de trabajo y nuevos contratos para jóvenes técnicos e investigadores. Pero quizás lo más importante del apoyo explícito de España a AIM sería el retorno en términos de publicidad para los países involucrados y en términos del renovado interés hacia la ciencia y el conocimiento que despertará entre las nuevas generaciones”, destaca Campo Bagatin.
Entre las instituciones involucradas también están el Instituto de Astrofísica de Canarias, el Institut de Ciències de l’Espai (IEEC-CSIC) o la Universidad de Vigo.
Pequeños asteroides, los desconocidos
Los últimos programas de búsqueda han identificado a más del 90% de asteroides grandes cercanos a la Tierra sin que ninguno de ellos represente una amenaza hasta la fecha. Sin embargo, el problema real reside en los que son más pequeños. “Hay decenas de miles de asteroides del tamaño suficiente para atravesar la atmósfera como un cuchillo la mantequilla, cuyas órbitas se acercan a la Tierra continuamente, y que podrían causar incalculables daños humanos y materiales si finalmente golpearan su superficie”, explica Campo Bagatin.
En este sentido, un asteroide de entre 100 y 500 metros de tamaño, entrando en la atmósfera a una velocidad de unos 100 mil km/h, puede formar un cráter de 1 a 10 km de diámetro y arrasar una región del tamaño de la Comunidad de Madrid. “De estos cuerpos se conocen como mucho un 15-20%. Siendo pequeños es difícil detectarlos y si uno de estos estuviera destinado a colisionar con la Tierra, cuando lo descubriéramos probablemente sería posible poner remedio con pocos años o décadas de antelación”, añade el experto.
Carta de apoyo
La misión AIM cuenta con el apoyo de decenas de científicos y personalidades europeas que han firmado la carta I SUPPORT AIM, presentada en rueda de prensa en Berlín a mediados de este mes. Entre los firmantes, se encuentran el reconocido cosmólogo británico Lord Martin Rees, de la Universidad de Cambridge, y el astrofísico y guitarrista de Queen, Brian May. También los españoles Josep Maria Trigo, del Institut de Ciències de l’Espai (IEEC-CSIC), o Javier Licandro, del Instituto de Astrofísica de Canarias.http://www.lavanguardia.com/ciencia
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