viernes, 8 de mayo de 2015

Hubble encuentra un halo gigantesco alrededor de la galaxia de Andrómeda

Este diagrama muestra cómo los científicos han determinado el tamaño del halo de la galaxia de Andrómeda. Debido a que el gas del halo es oscuro, el equipo lo midió empleando la luz de cuásares. La luz del cuásar atraviesa el gas del halo, que absorbe parte de ella y hace que el cuásar se oscurezca en un pequeño intervalo de longitudes de onda. Midiendo la pequeña disminución de brillo en un intervalo específico los científicos pueden saber cuánto gas hay entre nosotros y el cuásar. Algunos cuásares no mostraron caída en brillo y esto ayudó a definir el tamaño del halo. Crédito: NASA, ESA, and A. Feild (STScI).
Un equipo de científicos ha descubierto, con el telescopio espacial Hubble de NASA/ESA, que el inmenso halo de gas que envuelve la galaxia de Andrómeda (M31), nuestra masiva vecina galáctica, es unas seis veces mayor y 1000 veces más masivo de lo que había sido medido con anterioridad. El oscuro halo casi invisible se extiende hasta un millón de años-luz desde su galaxia, hasta la mitad del camino a nuestra Galaxia la Vía Láctea. Este descubrimiento permitirá a los astrónomos conocer mejor la evolución y estructura de las majestuosas espirales gigantes, uno de los tipos más comunes de galaxias del Universo.

"Los halos son las atmósferas de las galaxias. Las propiedades de estos halos gaseosos controlan el ritmo al que se forman las estrellas en galaxias según los modelos de formación de galaxias", explica el investigador principal Nicolas Lehner de la Universidad de Notre Dame, Indiana. El enorme halo se estima que contiene la mitad de la masa de las estrellas de la propia galaxia de Andrómeda, en forma de gas difuso y caliente. Si pudiese ser observado a simple vista, el halo tendría 100 veces el diámetro de la luna llena en el cielo. Esto equivale al trozo de cielo cubierto por dos pelotas de baloncesto sostenidas con el brazo estirado.


Como el gas del halo de Andrómeda es oscuro, los científicos miraron objetos brillantes del fondo a través del gas, observando cómo cambiaba la luz. Es algo así como ver el resplandor de una luz en el fondo de una piscina por la noche. Las "luces" de fondo ideales para este estudio son los cuásares, núcleos de galaxias activas muy brillantes y lejanos, alimentados por agujeros negros. Los astrónomos emplearon 18 cuásares lejanos que se encuentran muy por detrás de Andrómeda para estudiar cómo se distribuye el material más allá del disco visible de la galaxia.

"Cuando la luz del cuásar viaja hacia el telescopio Hubble, el gas del halo absorbe parte de esa luz y hace que el cuásar se vea un poco más oscuro en un pequeño intervalo de longitudes de onda", explica J. Christopher Howk, coautor también de Notre Dame. "Midiendo la caída del brillo en ese intervalo podemos saber cuánto gas del halo de M31 hay entre nosotros y ese cuásar".http://observatori.uv.es

No hay comentarios:

Publicar un comentario