Quédese en una cama inclinada durante semanas, con la cabeza en la parte más baja, y verá cómo su cuerpo empieza a cambiar, igual que si envejeciera prematuramente o como si estuviera viviendo en el espacio. Doce voluntarios de este estudio de la ESA se ponen a prueba viviendo esta experiencia.Los ‘almohadanautas’ deben permanecer 21 días en una cama con seis grados de inclinación. La norma es que al menos uno de los hombros y la cadera deben estar siempre en contacto con la cama – incluso para comer, ducharse y para ir al baño.
A medida que encogen sus músculos – uno de los participantes ha perdido ya casi 4 kg – el equipo de médicos del centro de estudios clínicos MEDES, en Toulouse (Francia), les monitoriza para hacer un seguimiento exhaustivo. “Queremos conocer las mejores soluciones aplicables con el fin de contrarrestar el efecto de permanecer en el espacio o de estar inactivo, cuando los músculos y los huesos no se utilizan con normalidad” explica el especialista de la ESA Vittorio Cotronei.
Dos grupos llevan a cabo cortos pero intensos ejercicios de manera rutinaria en una plataforma vibratoria que ejercita los músculos de las piernas amortiguando el movimiento de elevación y caída. Unas correas les sujetan a la plataforma con una fuerza equivalente a unos 100-200 kg mientras los “almohadanautas” llevan a cabo ejercicios de presión, levantando y bajando la piernas, durante unos minutos.
Estos ejercicios rutinarios se repiten cada tres días. “No es mucho tiempo, pero indudablemente se nota” afirma Eddy, del grupo de ejercicios.
Otro de los grupos hace los ejercicios e ingiere suplementos de proteínas, tal y como hacen los culturistas, con el fin de incrementar su masa muscular. El tercero es el grupo de control, monitorizado para comparar los resultados.
Mantenerse motivados
Escáneres de resonancia magnética (MRI) realizados con regularidad, análisis de sangre, biopsias musculares, dolores de espalda y cuestionarios interminables… todo esto puede resultar pesado, pero los participantes no pierden los ánimos.“Algunas personas nos ven como cobayas, pero sabemos exactamente lo que hacemos y no somos en absoluto animales de laboratorio” dice Marc, del grupo de ejercicios y nutrición.
Los almohadanautas tienen acceso a internet y todos están de acuerdo en que el contacto social los mantiene motivados.
Las habitaciones son compartidas, en cada una hay dos voluntarios y todos debaten sobre los procedimientos a través de grupos de chats. Los experimentos se están llevando a cabo por médicos de Francia, Alemania, Italia, Austria y Canadá.
“El personal médico está muy ilusionado con los experimentos y son muy amables” dice Marc, “Estamos en contacto con la familia y los amigos con regularidad, así como con nuestros colegas, postrados en cama, y esto nos ayuda a seguir adelante.”
Este estudio forma parte de ELIPS (European Programme for Life and Physical Sciences), el programa europeo para las ciencias físicas y de la vida, y está cofinanciado por la agencia espacial nacional francesa CNES.Nicolas, del grupo de control, anima a que aquellos que lo deseen a presentarse voluntarios para próximos estudios: “Permanecer tumbado es una buena oportunidad para conocerse mejor a uno mismo y una forma impresionante de participar en la aventura espacial del ser humano”.
Eddy añade “los resultados podrán aplicarse en la vida diaria, y eso me hace sentir orgulloso”.
Los voluntarios esperan que llegue el fin de año cuando, tras 21 días, puedan dejar sus camas inclinadas para pasar cuatro meses de rehabilitación. Volverán para pasar dos períodos más de 21 días, formando parte, en cada ocasión, de uno de los tres grupos.http://www.esa.int leer mas
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