Pequeños campos magnéticos que desvían el viento solar, responsables de un fenómeno que intrigaba a los científicos.La superficie de la Luna es, en general, bastante oscura. Y también aburrida. El satélite no tiene atmósfera, ni tectónica de placas, por lo que el ajetreo en la superficie es mínimo. Salvo si cae un meteorito, las cosas se quedan como y donde estaban. Por eso los científicos estaban intrigados con unas manchas blanquecinas, a veces de cientos de kilómetros, que pueblan su superficie. ¿Qué fenómeno las causa? Cada una de las manchas blanquecinas —de las que hay contabilizadas más de una docena— identifica la existencia de un pequeño y débil campo magnético. Aunque era casi indudable que entre ambos fenómenos había una relación, nadie había explicado con certeza —y pruebas— cómo era ésta.
¿Puede un campo magnético aclarar —como si de lejía se tratase— el regolito lunar? En realidad, lo que hace es evitar que se oscurezca. Como si fuese un escudo de energía, desvía una parte del viento solar que llega a la superficie de la Luna, y lo distribuye en sus alrededores.
Escudos para naves espaciales
Algunos modelos teóricos de esta explicación se habían puesto a prueba con anterioridad, y los resultados no cuadraban. Aun así, un grupo de científicos dedicados a desarrollar escudos energéticos para naves espaciales —que, en el fondo, tienen un cierto parecido con las anomalías magnéticas de la Luna— quiso poner a prueba la hipótesis de manera experimental.
Hicieron las modificaciones pertinentes a sus aparatos para replicar en el laboratorio las anomalías magnéticas lunares. Simularon el viento solar con un chorro de protones y electrones y estudiaron qué pasaba cuando lo disparaban hacia un pequeño imán.
Como predecía la teoría, se creó un campo eléctrico en forma de cúpula cuando el chorro y el «escudo» se encontraron. Este campo eléctrico desvió la mayoría de partículas hacia los límites y protegió la zona de influencia del imán. Los investigadores responsables creen que en la Luna ocurre exactamente igual, pero a lo grande. También, que una tecnología equivalente podría proteger tanto las naves espaciales como a sus pasajeros de los peligros del viento solar.http://www.abc.es leer mas
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