Esta nave se ha convertido en el ingenio humano que ha llegado más lejos. Junto a su gemela, la Voyager 1, está a punto de entrar en el espacio interestelarEl 20 de agosto de 1977, la sonda Voyager 2 de la NASA partía hacia un viaje que nadie esperaba que, a día de hoy, todavía continuase. 35 años después, la nave y su gemela, la Voyager 1, lanzada 16 días más tarde, el 5 de septiembre, se han convertido en los artefactos humanos que han conseguido llegar más lejos. Tanto, que están a punto de abandonar la heliosfera, la «burbuja» con la que el Sol envuelve su sistema, y cruzar al espacio interestelar. Además, se mantienen en buen estado y envían datos a la Tierra prácticamente cada día.
La Voyager 2 es la única nave espacial que ha visitado Urano y Neptuno y la que más ha aguantado nunca en funcionamiento, superando a la Pioneer 6, que se lanzó el 16 de diciembre de 1965 y envió su última señal a la Red de Espacio Profundo de la NASA el 8 de diciembre de 2000. Funcionó durante 12.758 días.
Durante su viaje, la Voyager 2 ha enviado datos e imágenes de los planetas exteriores y ha medido cómo interaccionan con los vientos solares. Además, descubrió la gran mancha oscura de Neptuno y los géiseres de su luna Tritón, y el desconcertante hexágono en el polo norte de Saturno. La Voyager 1, aunque partió en segundo lugar, alcanzó Júpiter y Saturno antes que su gemela y fue la primera en ver los volcanes de la luna Io de Júpiter, la naturaleza del anillo más externo de Saturno o la atmósfera profunda y brumosa de su luna Titán. La Voyager 1 también es la autora de la última imagen de la misión: el famoso retrato del Sistema solar que muestra nuestra Tierra como un punto azul pálido.
La Voyager 2 está a unos 15.000 millones de kilómetros de distancia desde el Sol, yendo en dirección sur. La 1 está a unos 18.000 millones de kilómetros, yendo hacia el norte. Durante los últimos cinco años, los dos satélites han estado explorando la capa exterior de la heliosfera, la burbuja gigante de partículas cargadas que sopla el Sol alrededor del mismo.
«Las escuchamos cada día»
«Seguimos escuchando a Voyager 1 y 2 casi todos los días», dice Suzanne Dodd, directora del proyecto Voyager en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, en Pasadena, California. «Las dos naves espaciales están en gran forma para haber volado a través del entorno de radiación peligrosa de Júpiter y soportar el frío tan lejos de nuestro Sol», señala. Ed Stone, científico del proyecto Voyager en el Instituto de Tecnología de California en Pasadena, cree que las naves «están listas para hacer nuevos descubrimientos, como que han entrado en el espacio interestelar, algo que esperamos con impaciencia».
En efecto, los científicos han observado recientemente cambios de la Voyager 1 que parecen indicar el comienzo de su entrada en el espacio interestelar. La prevalencia de partículas de alta energía que entran desde fuera a nuestro sistema solar ha aumentado, y las partículas de baja energía que se originan desde el interior de nuestro sistema han descendido, lo que indica una aceleración de los cambios en el entorno de la Voyager 1. Los científicos analizan ahora la dirección del campo magnético, que creen que va a cambiar con la entrada en el espacio interestelar. Ese será el último dato definitivo para saber que ha cruzado la frontera. Aunque nadie sabe realmente cuánto tiempo se tarda en llegar al otro lado, los científicos creen que no tendremos que esperar mucho.
El equipo del JPL ha estado administrando cuidadosamente el uso de energía en las dos naves. Estiman que tendrán suficiente para continuar recopilando datos y comunicarlos a la Tierra hasta 2020, y posiblemente hasta 2025. Hay naves Voyager para rato. leer mas
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