viernes, 17 de julio de 2009

En astronomía, los aficionados tienen conocimientos que aportar a los investigadores, según un experto

MÁLAGA, 16 Jul. (EUROPA PRESS) -

En una entrevista concedida a Europa Press, el profesor de la Universidad de Málaga Alberto Castellón Serrano dijo que la astronomía es "uno de los pocos ámbitos en los que los aficionados pueden contribuir a las investigaciones de los profesionales".

Los astrónomos cuentan con la colaboración de los aficionados en temas como las estrellas dobles, las estrellas variables, la vigilancia de cometas, asteroides o meteoritos y aunque no son una multitud, "a todos los seguidores de esta ciencia les une una gran pasión", comentó el profesor.

El curso 'Hay un universo ahí arriba' de la Universidad Internacional de Andalucía, que dirige Castellón Serrano esta semana en Málaga, es una iniciativa de la Sociedad Malagueña de Astronomía que está en conexión con otras muchas organizaciones relacionadas con este ámbito.

"Existen numerosas redes sociales donde nos ponemos en contacto a nivel internacional, así como publicaciones y foros, en los que aficionados y profesionales intercambiamos experiencias e ideas, aseguró Castellón.

El avance de la tecnología ha facilitado que cualquier aficionado pueda tener un "equipo medio serio" de astronomía. Es más, insistió el profesor, "ha surgido un nuevo concepto, el astrobricolage", que contempla la fabricación de los aficionados de sus propios equipos.

Con esta nueva técnica, un amateur "puede transformar una cámara convencional, de las que todos tenemos en casa" y convertirla en una herramienta "útil" que coopere con la labor de los astrónomos profesionales.

Uno de los mayores inconvenientes con el que se encuentran la mayoría de las personas interesadas en la astronomía es la contaminación lumínica. Esta contaminación no sólo está provocando la desaparición una visión clara del cielo, sino que afecta a otros ámbitos como la geología.

"Se nos están negando ver el espectáculo del universo con unos alumbrados públicos excesivos tanto en ciudades como en localidades", además de que muchos de ellos, "no enfocan al suelo sino que muchas veces están enviados lateralmente, hacia arriba o hacia los espacios en donde no es necesaria tal cantidad de luz, como la iluminación de algunos monumentos", denunció el profesor.

Castellón Serrano lamentó que ni la sociedad ni las autoridades estén concienciadas de este problema, aunque paulatinamente se están produciendo cambios. "No se trata de apagar la luz sino de controlar su orientación y su horario", apostilló.

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