martes, 21 de octubre de 2014
¿Escarcha de metales pesados? Una nueva mirada a un misterio de Venus
La superficie de Venus no puede ser observada desde órbita en luz visible debido a la densa, caliente y nublada atmósfera del planeta. Así que las naves espaciales han empleado radares para mirar a través de las nubes y cartografiar el terreno, reflejando la emisión del radar contra la superficie para medir elevaciones, y observando las emisiones en radio de la superficie caliente. La última nave espacial que cartografió Venus de este modo fue Magellan, hace dos décadas. Una de las sorpresas de Venus descubiertas entonces es que las ondas de radio se reflejan de modo diferente cambiando según las alturas en Venus. También se observaron un puñado de manchas oscuras en radio, en las alturas mayores. Ambos enigmas han eludido hasta ahora cualquier explicación.
"Existe una tendencia general de aumento del brillo al aumentar la altura en las tierras altas, y luego aparecen zonas oscuras en los lugares más elevados", explica Elise Harrington, de Simon Fraser University, en British Columbia. El aumento de brillo, en este caso, significa que las ondas de radio se reflejan bien. La oscuridad indica que no se reflejan las ondas de radio. En otras palabras, cuanto más alto estás en Venus, más refleja el suelo las ondas de radio, hasta que de forma brusca ya no las refleja.
"Como en la Tierra, la temperatura cambia con la altura", explica Harrington. Y las temperaturas más frías en las alturas conducen a la formación de hielo y nieve, que crean un patrón similar de aumento del brillo en la Tierra, solo que en luz visible. "En Venus esto podría deberse a un proceso químico de erosión que dependa de la temperatura, o a la precipitación de un compuesto de metales pesados del aire, una escarcha de metales pesados".
Ahora Harrington y el profesor Allan Treiman han revisado los datos de la sonda Magellan correspondientes a dos zonas en la región de las tierras altas llamada Odva Regio de Venus, confirmando el mismo patrón de aumento del brillo de los reflejos de radar al aumentar la altura, como encontraron los estudios previos. Los reflejos del radar están en su punto más bajo a 2400 metros de altura, y aumentan rápidamente en el terreno que se eleva hasta una altura de 4500 metros. Pero también han encontrado muchas más de estas extrañas manchas negras, cientos de ellas, con caídas bruscas de las reflexiones a 4700 metros de altura. "Nadie puede explicar esta oscuridad repentina", comenta Harrington. http://observatori.uv.es/
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