Recientemente, científicos aficionados (ciudadanos a los que les gusta la ciencia) que observaban imágenes proporcionadas por el Telescopio Espacial Spitzer (Spitzer Space Telescope, en idioma inglés), el cual es un observatorio infrarrojo en órbita, de la NASA, encontraron una nueva clase de curiosidades que casi no habían sido reconocidas con anterioridad: las bolas amarillas.
“Los voluntarios comenzaron a hablar sobre las bolas amarillas que veían en las imágenes de nuestra galaxia, y esto hizo que llamaran nuestra atención”, dijo Grace Wolf-Chase, del Planetario Adler, ubicado en Chicago.
El Proyecto de la Vía Láctea (Milky Way Project, en idioma inglés) es uno de muchos proyectos de científicos aficionados que forman el sitio web Zooniverse, el cual depende de la colaboración externa como ayuda para el procesamiento de datos científicos. Durante años, los voluntarios han observado las imágenes de las regiones donde se forman estrellas, que aporta el telescopio Spitzer. Dichas regiones son sitios donde las nubes de gas y polvo colapsan y forman cúmulos de estrellas jóvenes. Los astrónomos profesionales no comprenden cabalmente el proceso de la formación de estrellas; y gran parte de la física subyacente continúa siendo un misterio. Pero los científicos aficionados han colaborado buscando pistas.
Antes de que aparecieran las bolas amarillas, los voluntarios ya habían notado burbujas verdes con centros rojos, las cuales poblaban un paisaje de gas y polvo con forma de remolino. Estas burbujas son el resultado de estrellas masivas recién nacidas que explotan y abren cavidades a su alrededor. Cuando los voluntarios comenzaron a informar que estaban encontrando objetos con forma de bolas amarillas, los investigadores del telescopio Spitzer prestaron atención.
Los objetos redondeados que capta el telescopio, por supuesto, no son en realidad amarillos, rojos o verdes; solo se ven de ese modo en las imágenes infrarrojas que el telescopio envía a la Tierra, a las que se les asigna un color. Los colores falsos sirven para que los seres humanos hablen de longitudes de onda de luz que sus ojos en verdad no pueden ver.
“Con la incitación de los voluntarios, analizamos las bolas amarillas y descubrimos que son una nueva manera de detectar las primeras etapas de la formación masiva de estrellas”, dijo Charles Kerton, de la Universidad Estatal de Iowa, Ames. “La simple pregunta: ‘¿Qué es eso?’ nos llevó a este descubrimiento”.
Un análisis más detallado por parte del equipo les permitió llegar a la conclusión de que las bolas amarillas preceden a las burbujas verdes, lo que representa una fase de la formación de estrellas que tiene lugar antes de que se formen las burbujas.
“Básicamente, si retrocedemos en el tiempo, y volvemos a las burbujas, llegamos a las bolas amarillas”, dijo Kerton.
Los investigadores creen que los bordes de las burbujas verdes están compuestos principalmente de moléculas orgánicas llamadas hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP, por su sigla en idioma español). Los HAP se encuentran presentes en cantidades abundantes en las densas nubes moleculares donde las estrellas se unen. Las explosiones de radiación y los vientos de las estrellas recién nacidas empujan a estos HAP hasta que forman caparazones esféricos que se parecen a burbujas verdes en las imágenes que aporta el telescopio Spitzer. Los núcleos rojos de las burbujas verdes están formados por polvo caliente que no ha sido todavía expulsado de las ventosas estrellas.
¿Qué papel desempeñan las bolas amarillas en todo esto?
“Las bolas amarillas son un eslabón perdido”, dice Wolf-Chase. Representan una transición “entre las estrellas embrionarias muy jóvenes, enterradas en densas y polvorosas nubes, y las estrellas recién nacidas, algo más antiguas, que hacen estallar las burbujas”.
Esencialmente, las bolas amarillas marcan lugares donde los HAP (de color verde) y el polvo (de color rojo) todavía no se han separado. La superposición del verde y el rojo forma el amarillo.
Hasta el momento, los voluntarios han identificado más de 900 de estos objetos compactos y amarillos. La multitud da a los investigadores bastantes oportunidades para poner a prueba sus hipótesis y conocer más sobre la manera en la cual se forman las estrellas.
Mientras tanto, los voluntarios continúan observando las imágenes que aporta el telescopio Spitzer con el fin de realizar nuevos hallazgos. Burbujas verdes. Núcleos rojos. Bolas amarillas. ¿Qué sigue? Usted podría ser quien haga el próximo gran descubrimiento. Para involucrarse en el proyecto, ingrese a zooniverse.org y haga clic en “The Milky Way Project” (“Proyecto Vía Láctea”, en idioma español).http://ciencia.nasa.gov/ciencias-especiales/09apr_yellowballs/
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