Nuestra galaxia, la Vía Láctea, no siempre estuvo formada por un gran disco central del que surgen dos largos brazos curvos repletos de estrellas, polvo y gas, tal y como ahora la conocemos. En un principio, su forma era otra, más parecida a una rodaja alargada que a un molinillo. Sin embargo, algo hizo que se transformara. Astrónomos norteamericanos creen que la causa es el choque con una galaxia enana elíptica, la de Sagitario, que se abalanzó, cargada de materia oscura, en dos ocasiones contra la nuestra en los últimos 2.000 millones de años. Y los investigadores aseguran que puede hacerlo de nuevo.Conocer la verdadera forma de nuestra galaxia no es fácil, precisamente porque estamos dentro de ella y desde nuestra posición no apreciamos todo el conjunto. El Sol, la Tierra y el resto del Sistema Solar se encuentran en una pequeña ramificación de uno de sus brazos, justo entre Perseo y el Escudo Centauro, los dos brazos principales, a unos 25.000 años luz del centro. Sin embargo, los modelos teóricos de la Vía Láctea aceptan que ésta tiene forma de un molinillo, con dos enormes brazos repletos de estrellas. La nueva investigación, publicada en la revista Nature y en la que participan astrónomos de las universidades de Pittsburgh, Iowa y California Irvine, explican cómo surgieron esos gigantescos apéndices.
Tras analizar datos obtenidos con telescopios y realizar detalladas simulaciones, los científicos sugieren que cuando las galaxias chocaron, la fuerza del impacto envió las estrellas a ambos lados en dos largos bucles. Estos continuaron hinchándose con estrellas y poco a poco tiraron hacia afuera por la rotación de la Vía Láctea.
Un golpe de materia oscura
Los investigadores creen que fue la pesada materia oscura de Sagitario la que proporcionó el impulso inicial. «Es como poner un puño en una bañera llena de agua en vez de poner el dedo meñique», explica James Bullock, cosmólogo teórico que estudia la formación de las galaxias.
Sagitario pagó un alto precio por cada encuentro. Atraída hacia adentro repetidamente por la gravedad más fuerte de la Vía Láctea, la galaxia fue destrozada por los golpes, enviando una gran cantidad de sus estrellas y materia oscura a los nuevos brazos de nuestro gran hogar en el Universo. «Cuando toda esa materia oscura propinó un 'tortazo' a la Vía Láctea, entre el 80 y el 90% de la misma le fue arrebatada», explica Chris Purcell, autor principal del estudio. «Este primer impacto provocó inestabilidades que fueron ampliadas y rápidamente formaron los brazos espirales y estructuras asociadas en forma de anillo en la periferia de nuestra galaxia».
El choque que cambió nuestra galaxia se repetirá. Sagitario golpeará la cara sur del disco de la Vía Láctea muy pronto... dentro de unos 10 millones de años.http://www.abc.es
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