Una nueva ventana al universo diseñada para estudiar los objetos celestes en ultravioleta tendrá hilo directo con Madrid, al menos durante 12 horas de cada órbita: el futuro observatorio WSO-UV (siglas en inglés de Telescopio Espacial Mundial-Ultravioleta). El proyecto está liderado por Rusia y España, con participación de Alemania, China y Ucrania, y su control y operación científica se realizará desde dos centros de seguimiento idénticos. El español estará ubicado en la Universidad Complutense de Madrid y el ruso, en el Instituto de Astronomía de la Academia de Ciencias. El próximo viernes se realizarán los primeros ensayos de operaciones (con un simulador, puesto que el telescopio no será puesto en órbita hasta 2013).
"La operación conjunta y sincronizada entre dos centros, uno en España y otro en Rusia, es una novedad en este tipo de misiones", explica Miguel Ángel Molina, experto de la empresa espacial española GMV, que lidera el consorcio industrial responsable del segmento de tierra de la misión WSO-UV. Pese a la mucha experiencia de su equipo en este tipo de desarrollos tecnológicos, Molina destaca que el nuevo observatorio conlleva aspectos especiales y diferentes de otros sistemas de control. "El proceso de los datos científicos siempre es algo nuevo, porque los instrumentos de observación nunca se repiten; además todos los grandes institutos de astronomía españoles han de tener acceso a los datos del WSO-UV directamente", apunta el experto de GMV.
Actualmente están en operación numerosos telescopios -varios de ellos en el espacio- especializados en los rangos del espectro electromagnético, es decir, que unos captan la luz visible de los astros, otros lo hacen en infrarrojo, en radio, en microondas, e incluso en rayos X o rayos gamma. Sin embargo, sólo el Hubble tiene ahora mismo capacidad en ultravioleta. De ahí el interés científico del futuro observatorio hispano-ruso, explica la responsable científica del proyecto por parte española, Ana Inés Gómez de Castro (Universidad Complutense). "Cuando el Hubble deje de funcionar, dentro de pocos años, no habrá ningún telescopio de ultravioleta, y el WSO-UV estará en funcionamiento en 2013, durante cinco años prorrogables a otros cinco", añade. Para observar el cielo ultravioleta, los astrónomos tienen que poner las cámaras en el espacio, fuera de la atmósfera terrestre que absorbe casi toda esta radiación.
"Queremos investigar el enriquecimiento químico del universo durante el último 80% de su vida. Esto incluye medir la tasa de formación estelar (el cosmos se enriquece químicamente con cada generación de estrellas que se forma) y estudiar las propiedades del medio intergaláctico", explica Gómez de Castro. Además, se estudiarán los motores gravitacionales, discos y chorros asociados, por ejemplo, a agujeros negros supermasivos o a estrellas binarias. Un tercer objetivo científico es "el estudio de las propiedades de las atmósferas de los planetas gigantes gaseosos y la influencia de la radiación ultravioleta de la estrella en la evolución de esos planetas".
Estos son los tres objetivos del WSO-UV que integran el denominado programa central de la misión, al que se dedicará el 60% del tiempo de observación durante los dos primeros años. Por supuesto, el resto del tiempo de observación se adjudicará a otros proyectos seleccionados por su calidad e interés entre los que los astrónomos propongan. Para hacer estas investigaciones, el telescopio tendrá tres instrumentos científicos: dos espectrógrafos (Hirdes y LSS), de cuyo desarrollo se ocupan los alemanes, y la cámara ISSIS que aporta España. En su diseño y construcción participan expertos de la Complutense, del CSIC y del Instituto de Técnica Aeroespacial (INTA). Además, los tres sensores de guiado podrán usarse para observaciones astrométricas.
De la construcción de la plataforma del telescopio y del sistema óptico se encarga Rusia, explica Molina, así como de su lanzamiento. Los dos centros de control sincronizados -de ambos se encarga GMV- se alternarán en la operación diaria del observatorio y actuarán el uno como reserva del otro en caso de incidentes, pero la responsabilidad última del observatorio será rusa. Las contribuciones de China y Ucrania están aún por definir. Tampoco se han tomado las decisiones finales acerca de las antenas (una en España y otra en Rusia) que serán necesarias para su operación.
El WSO-UV es heredero de un proyecto ruso cancelado en los años noventa, el Astron, y del telescopio ultravioleta IUE, de la NASA y la Agencia Europea del Espacio (ESA), que funcionó con enorme éxito en órbita desde 1978 hasta 1996.
Fuente : http://www.elpais.com
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