La astronomía moderna a veces hace los descubrimientos mirando en nuevos lugares, el universo distante, por ejemplo, usando los telescopios y los instrumentos que extienden los anteriores límites de detección. Pero a veces los nuevos descubrimientos pueden venir de la aplicación de tecnologías modernas para la tarea de examinar con más cuidado los datos convencionales ya existentes y al alcance de la mano.
El Observatorio del Harvard College, mantiene una colección de más de 500.000 placas fotográficas de vidrio del cielo tomadas desde hace más de un siglo, entre aproximadamente 1880 y 1980, abarcando la época legendaria en que Henrietta Swan Leavitt descubrió, trabajando para Harvard justamente, las cefeidas, una de las clases de estrellas variables más notorias, utilizadas como velas cósmicas para la medición de distancias, ahora acompañadas en la tarea por otra clase de estrellas variables, las supernovas tipo Ia.
La extensa colección constituye el único registro continuo de todo el cielo, a lo largo de todo ese período de cien años, con cada punto en el cielo observado entre 500 y 1000 veces. Y para sacar todo el provecho posible a ese archivo está el proyecto Acceso Digital a un Siglo de Cielo en Harvard (DASCH, Digital Access to a Sky Century at Harvard), actualmente en curso para digitalizar todos estas placas y para la búsqueda de cambios. En uno de los primeros resultados de este programa ya en marcha, ha sido descubierta una nueva clase de estrellas variables.
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